7.

Confrontaciones finales

A medida que se acerca la hora de la muerte de Jesús, Marcos relata varios enfrentamientos con diversos líderes y grupos judíos que sellarán su rechazo a Él como su Mesías.
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En los capítulos nueve y diez de su libro, Marcos describe el ministerio privado de Jesús a Sus discípulos; Sus enseñanzas sobre varios temas, advertencias de cosas venideras, y la revelación más perfecta de Su naturaleza y misión verdaderas. En los capítulos once y doce, Jesús se enfrentará una vez más a los líderes en lo que veremos será Su última confrontación con ellos antes de Su detención y sufrimiento.

La entrada a Jerusalén — 11:1-11

Hasta ahora Jesús no ha anunciado públicamente que Él es el Mesías. Usaría el término enigmático de "Hijo del Hombre" o instruiría a Sus apóstoles que no contaran a nadie de que han reconocido que Él era el Hijo de Dios. Sin embargo, ahora está listo para revelar Su verdadera identidad tanto al público como a los líderes religioses, y lo hace de una manera muy dinámica.

En Zacarías 9:9 había una profecía con respecto a la llegada del Mesías y cómo Él traería paz y salvación. El profeta decía que este salvador llegaría sobre un potrillo (un burrito) en que nadie jamás se había montado. Jesús cumplirá esta profecía delante de todo el pueblo. A sus ojos la razón y el mensaje de esta acción sería muy evidente.

1Cuando se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, 2y les dijo: Id a la aldea enfrente de vosotros, y tan pronto como entréis en ella, encontraréis un pollino atado en el cual nadie se ha montado todavía; desatadlo y traedlo. 3Y si alguien os dice: «¿Por qué hacéis eso?», decid: «El Señor lo necesita»; y enseguida lo devolverá acá. 4Ellos fueron y encontraron un pollino atado junto a la puerta, afuera en la calle, y lo desataron. 5Y algunos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino? 6Ellos les respondieron tal como Jesús les había dicho, y les dieron permiso.

Jesús ha preparado el uso de este animal o usa Su poder divino para determinar dónde y cómo se encontrará el animal.

7Entonces trajeron el pollino a Jesús y echaron encima sus mantos, y Jesús se sentó sobre él. 8Y muchos tendieron sus mantos en el camino, y otros tendieron ramas que habían cortado de los campos.

El uso de sus mantos como una silla de montura y tender sus mantos en el camino para que el animal caminara encima de ellos se hizo para honrar a Jesús.

9Los que iban delante y los que le seguían, gritaban:
¡Hosanna!
Bendito el que viene en el nombre del Señor; 10Bendito el reino de nuestro padre David que viene; ¡Hosanna en las alturas!

Hosana significa "salva ahora" (Salmos 118:25). El pueblo ha discernido correctamente que el reino que habían anticipado comenzaría con la entrada de un rey y por ende lo trataron así. Sin importar si entendían Su naturaleza y misión verdaderas, tenían razón en tratarlo como "el ungido", el que estaba por venir. Jesús mostró su naturaleza humilde al entrar en un burro y no un caballo como los reyes terrenales solían hacer.

Además, Mateo también menciona (Mateo 21:1-11) que había dos burros. Es probable que la mamá burra estaba presente para calmar a este potrillo que jamás había sido montado, y jamás había desfilado. (Para ver un libro infantil basado en este evento véase Arion: The Little Donkey).

11Y entró en Jerusalén, llegó al templo, y después de mirar todo a su alrededor, salió para Betania con los doce, siendo ya avanzada la hora.

Marcos observa que Su entrada triunfal no es recibido por ninguna delegación de sacerdotes o líderes. Están notablemente ausentes de estos eventos. El pueblo reconoce y adora al Señor, pero los lideres lo ignoran y lo rechazan a propósito.

Una vez dentro de la ciudad, Jesús simplemente examina la situación y como era demasiado tarde en el día para hacer algo, regresa a Betania donde vivían María, Marta y Lázaro. Sin embargo, esto prepara cuidadosamente el escenario para lo que pasará en los próximos pasajes.

La higuera

12Al día siguiente, cuando salieron de Betania, Jesús tuvo hambre. 13Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si quizá pudiera hallar algo en ella; cuando llegó a ella, no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. 14Y Jesús, hablando a la higuera, le dijo: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y sus discípulos le estaban escuchando…

... 19Y cuando atardecía, solían salir fuera de la ciudad.
20Por la mañana, cuando pasaban, vieron la higuera seca desde las raíces. 21Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Rabí, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 22Y Jesús respondió, diciéndoles: Tened fe en Dios. 23En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: «Quítate y arrójate al mar», y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido. 24Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas. 25Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones. 26Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras transgresiones.

Jesús y los discípulos pasan la noche en Betania y salen temprano al día siguiente para volver a Jerusalén. Jesús ve una higuera (Mateo menciona que esta higuera se encontraba al lado del camino, Mateo 21:18-22). Es importante notar que esta higuera no pertenecía a nadie, se encontraba en un camino público. Marcos dice que Jesús ve que el árbol tiene hojas lo que significa que también debería tener higos. Al acercarse al árbol Jesús ve que no tiene higos así que pronuncia una maldición sobre él. El próximo día regresan por allí y ven que el árbol se ha marchitado y secado. Basado en este episodio Jesús les enseñará a Sus apóstoles una lección importante sobre el tema de la fe. Algunos que lean esta historia se molestan y preguntan por qué Jesús destruiría un arbolito. Es un punto válido y merece una explicación.

Jesús vio a una higuera en pleno follaje. Las higueras normalmente producen tres cosechas al año: en junio, agosto y diciembre. También producen unos primeros frutos y entonces salen las hojas avisando que el fruto está listo. Este evento ocurrió en marzo que era mucho antes de que debería salir el fruto de junio lo que sugiere que podría haber fruto de la cosecha de diciembre. Los otros árboles no tenían follaje en este momento porque era demasiado temprano para la primera cosecha, y ya había desaparecido la cosecha final de diciembre. El punto aquí es que este árbol estaba avisando algo que no tenía. La acusación de que al maldecir el árbol Jesús destruyó la propiedad de alguien no es válida ya que este árbol no pertenecía a nadie porque se encontraba al lado del camino en propiedad pública. Además, el hecho de que este árbol en particular estaba lleno de hojas y sin fruto significaba que continuaría siendo un árbol sin fruto en el futuro y por ende sería inútil como higuera.

Más adelante cuando Marcos describe como Jesús echa a los mercaderes del templo, veremos que la higuera estéril servirá como una ilustración de la nación de Israel y su reacción a la llegada de su Mesías. La nación estaba llena de hojas en el sentido de que tenía una historia religiosa maravillosa, ceremonias, un templo ornamentado, etc. pero sin fruto espiritual (fe, obediencia, buenas obras y reconocimiento del Cristo). Cuando el Mesías llegó para buscar el primer fruto, no encontró a ninguno. Solo había pretensión y promesa, y por esta razón Dios la destruyó tal como Jesús destruyó a la higuera estéril con una maldición.

Sin embargo, cuando los apóstoles preguntan sobre la higuera y su destrucción, Jesús les da una enseñanza sobre la necesidad de tener fe. Pedro le pregunta a Jesús, "¿Cómo es posible que el árbol haya sido destruido tan rápida y completamente?" Jesús usa la falta de fe de Pedro (dudó que con la palabra de Jesús el árbol se secara tan rápido) para enseñarle a él y a los demás que, a diferencia de la falta de fe representada por la higuera sin higos, ellos debían seguir produciendo el fruto de la fe.

Los apóstoles necesitarían tener mucha fe para vencer a los obstáculos que enfrentarían al cumplir con su misión que sería como una montaña imposible de escalar. Sin embargo, si pidiesen en fe y continuasen en amor (demostrado al perdonar a sus hermanos), Dios les concedería sus peticiones de acuerdo con Su voluntad. Su tarea sería de predicar el evangelio al mundo entero y establecer la iglesia en una generación. Esta misión parecería, a veces, tan imposible como mover un monte. Para lograr esto, considerando los obstáculos y los adversaries que enfrentarían, necesitarán tener mucha fe. El milagro de la higuera se obró para demostrar que solamente con fe en Él podrían lograr lo que parecía imposible.

La purificación del templo

15Llegaron a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas; 16y no permitía que nadie transportara objeto alguno a través del templo. 17Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: «Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones»? Pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. 18Los principales sacerdotes y los escribas oyeron esto y buscaban cómo destruirle, porque le tenían miedo, pues toda la multitud estaba admirada de su enseñanza.

Los profetas del Antiguo Testamento describían al Mesías como el que purificaría el templo (Malaquías 3:1-3). Jesús cumple esta profecía en este pasaje. Los judíos estaban profanando el templo de varias maneras. El templo es donde se llevaba a cabo el sacrificio de animales y se pagaba el impuesto del templo. Para hacer esto había muchos mercaderes que vendían animales para sacrificio y cambiaban monedas para aquellos peregrinos que venían de otros países y no traían ni animales ni monedas judías consigo. Usualmente estos puestos comerciantes se ubicaban en los muros exteriores del templo por donde pasaban los adoradores al entrar.

Existían varios patios alrededor del templo y uno de estos era el patio de los gentiles. Esta área se reservaba para aquellos que se habían convertido de otras naciones a la fe judía. Adoraban al Dios de los judíos, pero no eran descendientes de Abraham. Estos conversos gentiles no podían entrar al patio reservado para los judíos, ni al patio interior donde solo podían entrar los sacerdotes, ni al Lugar Santísimo donde solo podía entrar el sumo sacerdote una vez al año para ofrecer el sacrificio en el Día de Expiación.

Lamentablemente, con el tiempo los líderes judíos habían permitido que los comerciantes y cambistas entraran al patio de los gentiles para negociar así profanando esta parte del templo y limitando la oportunidad de adoración de los gentiles. Jesús dijo que el templo era, "La casa de oración para todas las naciones." Jesús acusa a los líderes de no solo impedir la adoración de los gentiles sino de también profanar el templo al permitir prácticas de negocios deshonestas.

Este reproche directo al manejo del templo por los sacerdotes era la gota que rebalsa el vaso para los líderes. Ahora es un hombre marcado. Sin embargo, para el pueblo esta llegada y acto ferviente era poderoso y valiente, especialmente en defensa del patio de los gentiles. Marcos menciona que después de esta escena Jesús y Sus apóstoles salen y vuelven al día siguiente.

El desafío de los sacerdotes

27Llegaron de nuevo a Jerusalén; y cuando Jesús andaba por el templo, se le acercaron los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, o quién te dio la autoridad para hacer esto? 29Y Jesús les dijo: Yo también os haré una pregunta; respondédmela, y entonces os diré con qué autoridad hago estas cosas. 30El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme. 31Y ellos discurrían entre sí, diciendo: Si decimos: «Del cielo», Él dirá: «Entonces, ¿por qué no le creísteis?». 32¿Mas si decimos: «De los hombres»? Pero temían a la multitud, porque todos consideraban que Juan verdaderamente había sido un profeta. 33Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y Jesús les dijo: Tampoco yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.
1Entonces comenzó a hablarles en parábolas: Un hombre plantó una viña y la cercó con un muro, cavó un estanque debajo del lagar y edificó una torre; la arrendó a labradores y se fue de viaje. 2Al tiempo de la vendimia envió un siervo a los labradores para recibir de los labradores su parte de los frutos de la viña. 3Pero ellos, echándole mano, lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías. 4De nuevo les mandó otro siervo, y a él lo hirieron en la cabeza y lo trataron vergonzosamente. 5Y envió a otro y a este lo mataron; y así con otros muchos, golpeando a unos y matando a otros. 6Todavía le quedaba uno, un hijo amado; y les envió a este último, diciendo: «Respetarán a mi hijo». 7Pero aquellos labradores se dijeron entre sí: «Este es el heredero; ¡venid, matémosle, y la heredad será nuestra!». 8Y echándole mano, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. 9¿Qué hará, entonces, el dueño de la viña? Vendrá y destruirá a los labradores, y dará la viña a otros. 10¿Ni aun esta Escritura habéis leído: «La piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido; 11esto fue hecho de parte del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos»?

El próximo día los sacerdotes confrontan a Jesús con una actitud de dignidad ofendida diciendo, "¿Cómo te atreves? ¿Quién te da el derecho? ¿Quién te dio esta autoridad?" Jesús pudo haber obrado un milagro como respuesta para demostrar Su autoridad (eligió no hacerlo ya que los líderes judíos estaban predispuestos a no creer sin importar lo que hacía o no), en cambio les obliga elegir de qué lado están. Él les pregunta si el bautismo de Juan (incluyendo sus prédicas, su llamamiento, su señalización de Jesús) derivó su autoridad de Dios o del hombre. Alegan desconocimiento lo que anula su autoridad moral y derrota su ataque en contra de Jesús quien no se digna a contestar sus preguntas.

Habiéndoles silenciado, Jesús procede a contar una parábola que describe su actitud y eventual castigo. La parábola trata de un viñedo que se ha dejado en manos de labradores y el dueño manda varios esclavos para verificar el progreso y beneficio de su negocio. Los labradores maltratan a estos mensajeros y finalmente el dueño manda a su propio hijo para poner orden, pero a éste lo matan en un intento de tomar el viñedo para ellos mismos. Jesús concluye la parábola diciendo que el dueño regresa a ejecutar a los labradores dando el viñedo a otros que harán su voluntad. Por supuesto los paralelos entre la historia y los sacerdotes son evidentes. Se enfurecen y quieren tomarlo preso inmediatamente pero no podían por temor a la represalia de la multitud.

El desafío de los fariseos

12Y procuraban prenderle, pero temían a la multitud, porque comprendieron que contra ellos había dicho la parábola. Y dejándole, se fueron.

13Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos para sorprenderle en alguna palabra. 14Y cuando ellos llegaron, le dijeron: Maestro, sabemos que eres veraz y que no buscas el favor de nadie, porque eres imparcial, y enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César, o no? 15¿Pagaremos o no pagaremos? Pero Él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: ¿Por qué me estáis poniendo a prueba? Traedme un denario para verlo. 16Se lo trajeron, y Él les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Y ellos le dijeron: Del César. 17Entonces Jesús les dijo: Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaban de Él.

El objetivo de los fariseos en este diálogo con Jesús era tenderle una trampa al armar un caso que lo acusa de socavar el poder romano o descreditarlo a los ojos del pueblo. Los herodianos eran un grupo que apoyaba fervientemente el reinado del rey Herodes. Temían que las acciones de Jesús causarían problemas y pondrían en peligro la posición del rey con el gobierno romano.

Parecía imposible contestar esta pregunta. Si decía que sí, lo denunciarían como solidario al cruel gobernador pagano. Si decía que no, lo acusarían con los romanos de ser un rebelde que evadía pagar impuestos. Jesús pone a la pregunta en la perspectiva correcta al señalar que, en la jerarquía de responsabilidades, los impuestos caían dentro de la responsabilidad del hombre dado que Dios le dio al gobierno el derecho de gobernar y recaudar impuestos. En este arreglo divino el hombre (el gobierno) recibía los impuestos y Dios recibía la adoración.

Marcos dice que incluso los fariseos se maravillaron. No pudieron atraparlo y a la vez recibieron una enseñanza que no habían considerado (esta enseñanza incluso aliviaba la carga de culpabilidad que sentían por pagar impuestos a un rey pagano.)

El desafío de los saduceos

18Y algunos saduceos (los que dicen que no hay resurrección) se le acercaron, y le preguntaban, diciendo: 19Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si el hermano de alguno muere y deja mujer y no deja hijo, que su hermano tome la mujer y levante descendencia a su hermano. 20Hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa, y murió sin dejar descendencia. 21Y el segundo la tomó, y murió sin dejar descendencia; y asimismo el tercero; 22y así los siete, sin dejar descendencia. Y por último murió también la mujer. 23En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Pues los siete la tuvieron por mujer. 24Jesús les dijo: ¿No es esta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios? 25Porque cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán como los ángeles en los cielos. 26Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el pasaje sobre la zarza ardiendo, cómo Dios le habló, diciendo: «Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob»? 27Él no es Dios de muertos, sino de vivos; vosotros estáis muy equivocados.

Los fariseos creían que el cielo era muy similar a la tierra, solo que mejor. Por otro lado, los saduceos desdeñaban esta idea y querían contraponer Jesús y los fariseos. Usaron la historia de una mujer que se había casado con siete hermanos sucesivamente (la ley indicaba que el hermano sobreviviente tenía que producir un heredero para su hermano fallecido si había muerto sin heredero). Su pregunta, diseñada para humillar a los fariseos era, "En el cielo, ¿cuál de los hermanos será su marido legítimo?" Con esta pregunta los saduceos también esperaban que Jesús estuviera de acuerdo con ellos (negando la resurrección del hombre) o tratara de explicar la necedad de las ideas de los fariseos.

Jesús responde que tanto ellos como los fariseos están equivocados por su ignorancia de las Escrituras. Él demuestra que las Escrituras dicen que Dios es (conjugación presente) el Dios de Abraham, Isaac y Jacobo. El punto es que, si Él es su Dios en la actualidad, significa que ellos están vivos en este momento. Si esto es así, la conclusión lógica es que de acuerdo con las Escrituras que ellos creían y estudiaban, existía la vida después de la muerte. Jesús también demostró Su conocimiento divino al contarles que las personas que están en el cielo son como los ángeles que no tienen la necesidad de casarse.

Él destaca su ignorancia y entonces demuestra Su propia divinidad al revelar lo que solo una persona que viene del cielo podría revelar, ¡cómo realmente son los seres en el cielo!

El mandamiento más grande

28Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos? 29Jesús respondió: El más importante es: «Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; 30y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza». 31El segundo es este: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay otro mandamiento mayor que estos. 32Y el escriba le dijo: Muy bien, Maestro; con verdad has dicho que Él es uno, y no hay otro además de Él; 33y que amarle con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y los sacrificios. 34Viendo Jesús que él había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y después de eso, nadie se aventuraba a hacerle más preguntas.

Hasta ahora Jesús ha tenido confrontaciones con los políticos (fariseos y herodianos) y los aristócratas (saduceos). Ahora se dirige a los abogados, los escribas. Había 248 mandamientos positivos y 365 mandamientos negativos en la ley judía. Sus escrituras, enseñanzas y debates se basaban en los méritos relativos de estos. Le preguntan a Jesús cual de estos es el más importante.

Jesús cita el "Shammai" (una combinación de Deuteronomio 6:4-5 y Levítico 19:18) para resumir la enseñanza compuesta de la ley del Antiguo Testamento. Con esta respuesta Jesús resume todos los mandamientos sin disminuir a alguno. El escriba quedó tan impactado que lo repite para fijarlo en su propia mente. Este escriba era sincero y probablemente intentaba obedecer estas reglas. Estaba cerca pero todavía no pertenecía al reino. Para ser parte del reino necesitaba darse cuenta de que no podía ser justificado por guardar las leyes de Dios perfectamente sino necesitaba buscar la salvación por fe en el que Dios había mandado, Jesucristo.

Advertencia en contra de los escribas

35Y tomando la palabra, Jesús decía mientras enseñaba en el templo: ¿Por qué dicen los escribas que el Cristo es hijo de David? 36David mismo dijo por el Espíritu Santo: «El Señor dijo a mi Señor: "siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies"».
37David mismo le llama «Señor». ¿En qué sentido es, pues, su hijo? Y la gran multitud le escuchaba con gusto.
38Y en su enseñanza les decía: Cuidaos de los escribas, a quienes les gusta andar con vestiduras largas, y aman los saludos respetuosos en las plazas, 39los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes; 40que devoran las casas de las viudas, y por las apariencias hacen largas oraciones; estos recibirán mayor condenación.

Jesús ha tratado con un escriba que era sincero y, aunque no creía, por lo menos era respetuoso. Ahora reprende a los escribas que usaban la Palabra de Dios para controlar al pueblo y exaltarse a sí mismos (lo que líderes religiosos han hecho a través de la historia):

  • Primero, demuestra que ellos, tal como los sacerdotes y fariseos, estaban equivocados en su entendimiento de la Palabra. Los escribas enseñaban que el Mesías simplemente sería un descendiente humano de David. Jesús demuestra que David mismo escribió que el Mesías sería divino, refiriéndose a él como "Señor," "El Señor (Dios) dijo a mi Señor (Mesías)" (Salmos 110:1).
  • Segundo, les revela su hipocresía al actuar tan piadosos queriendo reconocimiento por su espiritualidad pero en realidad engañaban a la gente anciana robándoles su dinero y sus hogares bajo el pretexto de ministrar a ellos.

Jesús le dice a la gente que la condenación y castigo de estos líderes religiosos sería severo porque encubrían su arrogancia y avaricia bajo una apariencia de religión sincera.

Lo que han aprendido

41Jesús se sentó frente al arca del tesoro, y observaba cómo la multitud echaba dinero en el arca del tesoro; y muchos ricos echaban grandes cantidades. 42Y llegó una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre, o sea, un cuadrante. 43Y llamando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro; 44porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.

Los apóstoles presenciaron la confrontación y condenación de Jesús con cada segmento del liderazgo judío, este episodio final intenta resumir lo que deberían haber aprendido de todo esto.

El patio de las mujeres tenía 13 receptáculos para ofrendas en forma de trompetas en sus paredes. Jesús observó que los ricos se desfilaban con mucha fanfarria para depositar su dinero (quienes daban grandes cantidades fueron permitidos ser primeros en la fila para dar). La viuda, que venía de último, dio dos monedas de cobre (un octavo de un centavo) que era la moneda más pequeña en circulación de esa época. Sin embargo, lo que vio Jesús fue los corazones. Los ricos daban una porción para lucir su piedad, pero en realidad lo que daban no afectaba su estilo de vida. A diferencia de esta viuda, quien dio todo lo que tenía y así, aumentando sus dificultades financieras. Jesús explica que su actitud (el dar sacrificialmente basado en fe) era aceptable ante Dios sin importar la cantidad que dio, mientras que los otros, por su actitud (el dar para aparentar), fueron rechazados.

Los apóstoles se enfrentarían a estas mismas personas en el futuro. Serían juzgados y acosados por ellos así que Jesús revela su hipocresía de antemano y demuestra, por medio de la viuda, que Él busca seguidores sinceros y fieles.