37.

La batalla por la bendición

En esta lección, veremos el resultado del engaño de Jacob para obtener la bendición de Esaú y cómo se cumple la voluntad de Dios a pesar de las manipulaciones de los hombres.
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Terminamos con la muerte de Abraham y la transcripción de la vida de Isaac hecha por Jacob. Anteriormente vimos las pruebas personales de la fe de Isaac y el nacimiento de sus gemelos Jacob y Esaú. La mayoría del capítulo comparó el carácter y las actividades de estos dos hermanos y terminó con la entrega de la primogenitura de Esaú a su hermano.

Dios había prometido que la primogenitura pertenecería a Jacob pero su poca fe lo motivó a manipular a su hermano en vez de esperar en Dios que cumpliría Su promesa. Esto demuestra que la poca fe te mueve a ciertas acciones (de las cuales de arrepientes) de la misma manera que una gran fe te mueve hacia acciones que te causan gozo.

Esta manipulación causará problemas más adelante y los próximos capítulos nos presentarán la lucha continua en esta familia sobre quién poseía la bendición.

El engaño – 27:1-25

Ahora en el capítulo 26:34-35 dice que Esaú, en contra de los deseos de sus padres, se casó con dos mujeres paganas de esa región. Y en esto se basa el conflicto en la familia al entrar en el capítulo 27.

1Y aconteció que siendo ya viejo Isaac, y sus ojos demasiado débiles para ver, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él le respondió: Heme aquí. 2Y dijo Isaac: Mira, yo soy viejo y no sé el día de mi muerte. 3Ahora pues, te ruego, toma tu equipo, tu aljaba y tu arco, sal al campo y tráeme caza; 4y prepárame un buen guisado como a mí me gusta, y tráemelo para que yo coma, y que mi alma te bendiga antes que yo muera. 5Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a su hijo Esaú. Y cuando Esaú fue al campo a cazar una pieza para traer a casa,

Isaac se está envejeciendo (aunque no estaba tan cerca la muerte como pensaba ya que falleció a los 180 años y para este entonces tenía 135 años). La costumbre era pronunciar la bendición durante una cena y como Isaac iba a bendecir a Esaú, era lógico que Esaú proveyera por ella.

Algunos datos interesantes sobre este pasaje en cuanto a la bendición:

  1. Fue arreglado en secreto y Rebeca solo escuchó el plan por casualidad. Al parecer lo que iba a hacer Isaac no era muy popular.
  2. A pesar del comportamiento no santo de Esaú (al casarse con dos paganas), la promesa de Dios de dar la bendición a Jacob y la promesa de Esaú de entregar la bendición a Jacob, Isaac estaba determinado de todas maneras de bendecir a Esaú.
  3. La ceguera física de Isaac es un espejo de su ceguera espiritual al favorecer este hijo suyo.
6Rebeca habló a su hijo Jacob, diciendo: He aquí, oí a tu padre que hablaba con tu hermano Esaú, diciéndole: 7«Tráeme caza y prepárame un buen guisado para que coma y te bendiga en presencia del Señor antes de mi muerte». 8Ahora pues, hijo mío, obedéceme en lo que te mando. 9Ve ahora al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos de las cabras, y yo prepararé con ellos un buen guisado para tu padre como a él le gusta. 10Entonces se lo llevarás a tu padre, que comerá, para que te bendiga antes de su muerte. 11Y Jacob dijo a su madre Rebeca: He aquí, Esaú mi hermano es hombre velludo y yo soy lampiño. 12Quizá mi padre me palpe, y entonces seré para él un engañador y traeré sobre mí una maldición y no una bendición. 13Pero su madre le respondió: Caiga sobre mí tu maldición, hijo mío; solamente obedéceme, y ve y tráemelos. 14Y él fue, los tomó y los trajo a su madre; y su madre hizo un buen guisado, como a su padre le gustaba. 15Entonces Rebeca tomó las mejores vestiduras de Esaú, su hijo mayor, que tenía ella en la casa, y vistió a Jacob, su hijo menor; 16le puso las pieles de los cabritos sobre las manos y sobre la parte lampiña del cuello, 17 y puso el guisado y el pan que había hecho en manos de su hijo Jacob.

En el próximo pasaje vemos a Rebeca, la esposa de Isaac, idear un plan en donde ella cocinaría la comida (parece que no le importaba mucho a Isaac ya que no podía diferenciar entre carne silvestre y cabra - ciertamente el amor es ciego). Además de esto ella tiene la intención de disfrazar a Jacob para que se lo sirva.

Una vez más, ni ella ni Jacob son reprendidos por este comportamiento. Sabemos que Dios no aprueba del engaño y los problemas que sufrieron demuestran esto. Pero Dios nos permite usar nuestros propios medios en vez de esperar en Él si seguimos insistiendo.

Jacob está indeciso pero Rebeca le convence que su comida, más un disfraz con la ropa de Esaú (y su aroma) y con unas pieles de animal alrededor de su cuello y muñecas podrían engañar a Isaac.

  • Rebeca es una mujer fuerte y decisiva. Ella elabora el plan, convence a su hijo, y hasta está preparada a asumir la culpa si todo va mal.
  • Esto podría ser por amor a su hijo pero su carácter hasta ahora ha demostrado que es una creyente tenaz y mujer decisiva.
  • Su fuerza yace en su fervor por Dios y el cumplir con Su voluntad; su debilidad es su impaciencia y obstinación.
18Entonces él fue a su padre, y dijo: Padre mío. Y este respondió: Aquí estoy. ¿Quién eres, hijo mío? 19Y Jacob dijo a su padre: Soy Esaú tu primogénito. He hecho lo que me dijiste. Levántate, te ruego. Siéntate y come de mi caza para que me bendigas. 20E Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la has encontrado tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque el Señor tu Dios hizo que así me acaeciera. 21Isaac entonces dijo a Jacob: Te ruego que te acerques para palparte, hijo mío, a ver si en verdad eres o no mi hijo Esaú. 22Jacob se acercó a Isaac su padre, y él lo palpó y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú. 23Y no lo reconoció porque sus manos eran velludas como las de su hermano Esaú, y lo bendijo. 24Y le preguntó: ¿Eres en verdad mi hijo Esaú? Y él respondió: Yo soy. 25Entonces dijo: Sírveme, y comeré de la caza de mi hijo para que yo te bendiga. Y le sirvió, y comió; le trajo también vino, y bebió. 26Y su padre Isaac le dijo: Te ruego que te acerques y me beses, hijo mío. 27Y él se acercó y lo besó; y al notar el olor de sus vestidos, lo bendijo, diciendo: He aquí, el olor de mi hijo es como el aroma de un campo que el Señor ha bendecido. 28Dios te dé, pues, del rocío del cielo, y de la grosura de la tierra, y abundancia de grano y de mosto. 29Sírvante pueblos, y póstrense ante ti naciones; sé señor de tus hermanos, e inclínense ante ti los hijos de tu madre. Malditos los que te maldigan, y benditos los que te bendigan.

Surge una pregunta de este pasaje, "¿Por qué honraría Dios esta bendición cuando fue recibido por medio del engaño y mentira?" Ciertamente no era porque Dios justifica o no le importan las mentiras. Tampoco es porque el fin justifica los medios. Dios honró esta bendición porque Dios honra nuestra voluntad, para bien o para mal.

Dios le hizo la promesa de la bendición a Jacob pero él y su madre se adelantaron (tal como Abraham y Sara) para llevarlo a cabo, y Dios se lo permitió. Sin embargo también permitió que sufrieran las consecuencias de sus acciones. Definitivamente los que pecaron fueron Esaú e Isaac. Esaú por ser un hombre impío e Isaac por negar hacer la voluntad de Dios. Dios habría tratado con ellos y cumplido con la bendición en Su propio tiempo y manera. Jacob y Rebeca no habrían tenido que pecar.

Aquí surge otro problema ético, el del menor de dos males. A veces nos encontramos en una situación donde las opciones son mal y peor. Por ejemplo, una madre morirá si no aborta el bebé. Se asesinarán personas si la que los esconde no miente. Diez personas con una enfermedad y solo hay cinco vacunas.

La Biblia también da ejemplos de personas que tuvieron que romper uno de los mandamientos de Dios para obedecer a otro mandamiento. Por ejemplo, las parteras hebreas desobedecieron la autoridad civil (el rey había mandado matar a todo bebé varón) para salvar a los bebés judíos. Rahab, la prostituta, mintió al ejercitó para proteger a los espías judíos.

Algunos podrían argumentar que Jacob y Rebeca mintieron y fueron deshonestos para preservar la promesa y salvarla de las manos de un hombre impío así evitando la condenación y destrucción de él y su padre. El mentir para salvarla no era tan malo como lo que podría haber pasado.

A fin de cuentas una cosa es segura, si uno sufre esperando la intervención de Dios o uno interviene al elegir el mal menor, ambas situaciones resaltan la necesidad que tenemos de la gracia de Dios para salvarnos. Para quienes esperan, necesitan esperar para que la gracia de Dios les salve; para quienes toman decisiones erradas, necesitan la gracia de Dios para cubrir sus pecados para salvarlos.

  • Una mentira, aún dicha para un bien, es pecado y requiere de la gracia de Dios para cubrirla.
  • La mujer que aborta su bebé para salvar su propia vida necesita de la gracia de Dios para perdonarla y consolarla en esta imposible decisión.
  • Jacob y Rebeca necesitaron de la gracia de Dios para perdonar su plan imperfecto aún con las buenas intenciones que tenían, y al estar en una relación de fe con Dios recibieron esta gracia.

El punto es que si estás en una relación de fe con Dios, recibes gracia que cubre tus pecados, elecciones erradas y decisiones tomadas hacia el mal menor. En cambio, si no tienes esta relación con Dios, no recibes la gracia y mueres en tus pecados.

En los últimos versículos de esta sección Isaac va directo al grano en su bendición. Primero lo bendice con bendiciones físicas y mundanas y entonces con la bendición de Dios en cuanto a su superioridad, la protección y el hecho que sería bendecido por otros y que sería una bendición hacia otros también.

A pesar de la rebeldía de Isaac, lo mundano que fue Esaú (él sabía que la bendición le fue prometida a Jacob y que se lo había vendido sin embargo se dispuso a aceptarlo), y a pesar de la conspiración de Rebeca y Jacob, se cumplió la voluntad de Dios.

30Y sucedió que tan pronto como Isaac había terminado de bendecir a Jacob, y apenas había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, su hermano Esaú llegó de su cacería. 31Y también él hizo un buen guisado y lo trajo a su padre, y dijo a su padre: Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que tú me bendigas. 32Y su padre Isaac le dijo: ¿Quién eres? Y él respondió: Soy tu hijo, tu primogénito, Esaú. 33Y tembló Isaac con estremecimiento muy grande, y dijo: ¿Quién fue entonces el que trajo caza, antes de que tú vinieras, y me la trajo y yo comí de todo, y lo bendije? Sí, y bendito será.

Isaac y Esaú se enteran del engaño de Jacob y Rebeca. Es interesante notar que Isaac confirma que Jacob será el bendecido. Se entrega a la voluntad de Dios al final cuando en una realidad temerosa ve que Dios ha juzgado su rebeldía mediante el engaño de Jacob.

¿Alguna vez has hecho algo malo, sabiendo que estaba mal pero lo hiciste igual? Entonces pasa algo que te comprueba que no debías haberlo hecho y te pillan.

Esto es lo que está pasando con Isaac.

  • Amaba a Esaú, idolatraba su virilidad y permitió que esto lo cegara para ir en contra de lo que sabía era lo correcto.
  • Dios le mostró por medio de este evento lo que ya sabía pero no quería admitir: que Jacob era el elegido de Dios.
  • Su temblar era debido a una mezcla de ira contra su familia y temor que Dios había juzgado su corazón rebelde.

Rápidamente se da cuenta de esto y cree firmemente que Jacob tiene y mantendrá la bendición.

34Al oír Esaú las palabras de su padre, clamó con un grande y amargo clamor, y dijo a su padre: ¡Bendíceme, bendíceme también a mí, padre mío! 35Y él respondió: Tu hermano vino con engaño, y se ha llevado tu bendición. 36Y Esaú dijo: Con razón se llama Jaco], pues me ha suplantado estas dos veces. Me quitó mi primogenitura, y he aquí, ahora me ha quitado mi bendición. Y añadió: ¿No has reservado una bendición para mí? 37Pero Isaac respondió, y dijo a Esaú: He aquí, yo lo he puesto por señor tuyo, y le he dado por siervos a todos sus parientes; y con grano y mosto lo he sustentado. En cuanto a ti ¿qué haré, pues, hijo mío? 38Y Esaú dijo a su padre: ¿No tienes más que una bendición, padre mío? Bendíceme, bendíceme también a mí, padre mío. Y Esaú alzó su voz y lloró. 39Entonces su padre Isaac respondió, y le dijo: He aquí, lejos de la fertilidad de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo. 40Por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; mas acontecerá que cuando te impacientes, arrancarás su yugo de tu cerviz.

Esaú se encuentra triste porque la ventaja política de la bendición se le ha escapado. Que el mayor servirá al menor significa que sus descendientes tendrán este tipo de relación. Él ruega recibir una bendición también (ya que Jacob la obtuvo por engaño espera que no sea válida). Isaac rehúsa y en vez de bendecirlo proclama una profecía en cuanto a Esaú: que morará en lugares rocosos, entrará en guerra y tendrá poco tiempo de tregua. Los descendientes de Esaú, los edomitas, son evidencia de esta profecía. Vivían entre las colinas, entraban en guerra constantemente con los israelitas y mantuvieron su independencia hasta el reinado de David. Después de David fueron sometidos y en fin desaparecieron.

41Esaú, pues, guardó rencor a Jacob a causa de la bendición con que su padre lo había bendecido; y Esaú se dijo: Los días de luto por mi padre están cerca; entonces mataré a mi hermano Jacob. 42Cuando las palabras de Esaú, su hijo mayor, le fueron comunicadas a Rebeca, envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: Mira, en cuanto a ti, tu hermano Esaú se consuela con la idea de matarte. 43Ahora pues, hijo mío, obedece mi voz: levántate y huye a Harán, a casa de mi hermano Labán. 44Y quédate con él algunos días hasta que se calme el furor de tu hermano; 45hasta que la ira de tu hermano contra ti se calme, y olvide lo que le hiciste. Entonces enviaré y te traeré de allá. ¿Por qué he de sufrir la pérdida de vosotros dos en un mismo día? 46Y Rebeca dijo a Isaac: Estoy cansada de vivir a causa de las hijas de Het; si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como estas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué me servirá la vida?

El engaño produce fruto ya que la tristeza de Esaú se convierte en una rabia asesina. Rebeca decide mandar a Jacob a vivir con sus parientes hasta que Esaú se tranquilice y también para prevenir que se case con mujeres paganas como lo hizo Esaú. Una vez más ella se muestra decisiva y estratégica.

Por supuesto, ella espera que Esaú se calmará (y nos enteramos de que así fue) pero serían veinte años antes de que Jacob regrese y esta será la última vez que Rebeca lo ve. Habrá fallecida cuando él vuelve.

Lecciones

1. Necesitamos la gracia de Dios para todo

Pensamos necesitar la gracia de Dios solo cuando hacemos algo mal pero sin Su gracia no podríamos existir.

  • La gracia nos da la vida.
  • La gracia suple todas nuestras necesidades.
  • La gracia nos permite la existencia a pesar de que somos imperfectos en todo sentido.

Desde el amanecer hasta el atardecer y mediante toda la noche necesitamos que la gracia de Dios nos sostenga cuando hacemos mal y cuando hacemos bien aún imperfectamente.

2. Un amor ciego no es un amor verdadero

Esaú es un buen ejemplo de aquellos hijos que son talentosos, carismáticos; criados en hogares cristianos con amor y estabilidad; pero aman al mundo, rechazan o ignoran todas las buenas influencias a su alrededor. A veces los padres cometen el error de ignorar las señales de una fe menguada e intentan amar a sus hijos al cielo. En ninguna parte encontramos que Isaac reprochó, exhortó o disciplinó a Esaú. Al contrario, lo animó en su camino. El amor ciego no es amor. El amor verdadero acepta tanto lo bueno como lo malo y aborda a ambos de una manera adecuada.

3. Siempre habrá un precio

Isaac perdió ambos hijos y la confianza en su esposa a causa de su rebeldía. Rebeca perdió a Jacob y la paz en su hogar. Esaú perdió la bendición, el respeto de sus padres y la comunión con su hermano. Jacob perdió a su familia. Aún si nadie lo conoce, aún si piensas que el resultado será bueno, siempre hay un precio que pagar por el pecado.

Preguntas de discusión

  1. Resuma desde Génesis 27:1-46 cómo Rebeca y Jacob engañan a Isaac y conteste las siguientes preguntas:
    • ¿Por qué no castiga Dios a Rebeca y Jacob por su engaño?
    • ¿Cómo se relaciona la elección de Dios de cómo y cuándo castigar con Mateo 24:36 y el regreso de nuestro Señor?
  2. Lea Génesis 27:34-47 y conteste las siguientes preguntas:
    • ¿Cuál era el resultado inmediato una vez que Esaú se dio cuenta de que Jacob le había quitado su primogenitura?
    • ¿Cuál fue el plan de Esaú al darse cuenta del engaño de su madre y hermano?
    • ¿Cómo se relaciona el plan de Esaú de vengarse de su hermano con las enseñanzas de Jesús sobre el odio y el asesinar (Mateo 5:21, 1 Juan 3:15, y Efesios 4:26-27)?
  3. ¿Cómo demuestra este evento la gracia de Dios?
  4. ¿Cómo puedes usar esta lección para crecer espiritualmente y ayudar a otros entrar en una relación con Jesús?
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