3 pasos básicos de la enseñanza

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La enseñanza implica un proceso básico de tres pasos: preparación, impartición y evaluación.

1. Preparación

La preparación implica actividades relacionadas con la determinación de los resultados del aprendizaje (objetivos), la investigación del tema, la planificación de la lección y la selección de las metodologías de impartición. Cada una de estas actividades es importante para una enseñanza eficaz y debe ser objeto de la reflexión y la preparación adecuadas para garantizar que estamos presentando la mejor lección y la más útil para nuestros alumnos.

Los resultados del aprendizaje son lo que deseamos que los alumnos demuestren basándonos en nuestra enseñanza. Aunque como profesores tengamos razones personales para enseñar un tema, los resultados del aprendizaje de nuestras clases deben redactarse siempre desde la perspectiva del alumno, es decir, desde el punto de vista de lo que obtendrá y demostrará.

Un resultado del aprendizaje debe constar de tres partes, implícitas o comunicadas directamente: la condición, el comportamiento y la norma. Las condiciones son los elementos que poseen los alumnos (física o intelectualmente) y que les permiten comportarse de una determinada manera. El comportamiento son los resultados observables de la enseñanza, ya sean conocimientos, conductas o actitudes. El estándar es el nivel de rendimiento con respecto al cual determinamos que los alumnos han tenido éxito. En algunas situaciones, la condición y la norma pueden estar implícitas, pero el comportamiento deseado debe indicarse claramente. He aquí un ejemplo de resultado del aprendizaje que lo demuestra:

"Dada una versión de la Biblia a elección del alumno (condición), el alumno enumerará los 10 mandamientos (conducta) que se encuentran en Éxodo 20:1-17 (norma).

Investigar el tema es el paso siguiente a la determinación de los resultados del aprendizaje. La investigación del tema se deriva de los resultados de aprendizaje deseados. Esto implica decidir los puntos principales de la lección y recopilar materiales que apoyen los puntos principales. Normalmente, no se recopila una gran cantidad de información para luego desarrollar resultados de aprendizaje que se ajusten a esa información. Sin embargo, a veces, a medida que investigamos un tema, la idea de una clase surge de él. Cuando surjan ideas no relacionadas con los resultados del aprendizaje, tome nota de ellas y guárdelas para clases posteriores. La investigación también aportará ideas sobre la necesidad de cambiar o modificar la instrucción.

Hay dos elementos fundamentales para la selección de material pertinente. En primer lugar, el material debe ser apropiado para los resultados del aprendizaje y debe ser útil. La utilidad significa que ayudará tanto al profesor como al alumno a alcanzar los resultados de aprendizaje deseados. A menudo encontramos información interesante, pero puede que no apoye directamente los resultados del aprendizaje. El uso de este tipo de información no es intrínsecamente incorrecto, pero debe utilizarse con criterio para que no impida obtener suficiente información directamente relacionada con los resultados del aprendizaje. Esto también se conoce como "perseguir conejos".

Una vez elaborados los resultados del aprendizaje y reunidos los materiales de apoyo adecuados, pasamos a desarrollar el plan de la lección. Un plan de clase es un plan de aprendizaje. Los planes de clase adoptan muchas formas, dependiendo en cierta medida de la experiencia del profesor y de la metodología elegida para presentar el material. Un plan de clase también sirve de guía para el profesor y le ayuda en la organización general y el ritmo de la clase. Es una buena idea anotar físicamente la información en un plan de clase para poder volver a impartir la lección más adelante y disponer de las notas y la información de la clase anterior.

Un plan de clase consta de dos partes básicas: una estrategia y un cuerpo. La primera parte, la estrategia, trata del "qué y cómo" de la lección. Es quizá la parte de "planificación" del plan de clase. Contiene suficiente información detallada sobre la lección, como el título, la hora, los resultados del aprendizaje, los materiales de apoyo necesarios, como textos, audiovisuales o folletos, y el método de impartición y evaluación. El grado de detalle de esta parte depende del profesor y de su deseo de documentar esta información.

El cuerpo es la información de la lección y se compone de tres elementos básicos: la introducción, el contenido y la conclusión. La introducción tiene por objeto comunicar a los alumnos lo que se va a enseñar y por qué es importante. La forma en que el profesor decida introducir la lección variará en función del propósito y el contenido de la misma. Algunos ejemplos habituales son las anécdotas, los ejemplos de un problema, las preguntas pertinentes o las exposiciones generales de la situación. Los profesores deben usar su imaginación para introducir la lección. La intención es captar el interés de los alumnos y ayudarles a iniciar el proceso de aprendizaje. Como parte de la introducción, los profesores deben ofrecer una visión general de los puntos principales de la lección para que los alumnos puedan empezar a organizar sus pensamientos y facilitar así el aprendizaje. También es aconsejable comunicar los resultados de aprendizaje deseados para ayudar a los alumnos a organizar su atención.

El contenido es la parte sustancial o material de la lección. Puede presentarse de varias formas, dependiendo de los resultados de aprendizaje deseados y de la metodología elegida. Puede ser en forma de tema, problema-solución, demostración y actuación, o una combinación de métodos. Una vez más, el contenido debe estar diseñado para facilitar que los alumnos alcancen los resultados del aprendizaje.

La forma de documentar los contenidos en un plan de clase depende de las preferencias del profesor. Puede ir desde una lista de puntos clave hasta un esquema detallado con frases completas y listas de ejemplos, preguntas y ejercicios. La intención es ayudar a los profesores a cubrir el material en un proceso sistemático y lógico y asegurarse de que se presenta toda la información crítica.

La conclusión está concebida como una recapitulación de la lección. Esta parte del cuerpo contiene generalmente un resumen de los puntos clave presentados por el profesor y quizá los aportados por los alumnos. También debe contener una declaración sobre la importancia de la lección. Esto facilita que los alumnos se apropien de la lección y la apliquen. La conclusión también contiene algún tipo de declaración de finalidad que indica el cierre de la lección. Si la lección se presenta en una serie de lecciones, es habitual indicar cuál es la siguiente lección de la serie.

2. Entrega

En general, existen tres categorías de métodos de enseñanza: estrategias de presentación, estrategias de acción y estrategias de interacción. Ninguno de estos métodos es intrínsecamente mejor que el otro, sino que se seleccionan en función de varios factores, como los resultados del aprendizaje, el entorno de aprendizaje y la experiencia del profesor, así como la madurez y preparación de los alumnos. La utilización de diversos métodos de enseñanza, según proceda, aumenta las posibilidades de que los alumnos alcancen los objetivos.

Las estrategias de presentación son los métodos más comúnmente asociados a la enseñanza. Algunos ejemplos son las conferencias formales e informales. Suelen utilizarse en entornos más amplios, como un auditorio u otra clase grande, cuando hay que presentar una gran cantidad de información en un tiempo limitado, o cuando hay que proporcionar información básica a los alumnos. Este método suele implicar una comunicación unidireccional o bidireccional limitada. La responsabilidad de comunicar el contenido recae sobre el profesor. Los alumnos son en su mayoría pasivos en el proceso de aprendizaje.

Las estrategias de acción son las que permiten a los alumnos participar física e intelectualmente en el proceso de aprendizaje. Algunos ejemplos son las actividades de desarrollo de habilidades físicas, las simulaciones y los juegos de rol. De este modo, los alumnos participan con múltiples sentidos en el proceso de aprendizaje y se facilita la retención a largo plazo y el dominio observable de los contenidos.

Las estrategias de interacción son métodos de enseñanza que se basan en gran medida en el debate y la puesta en común entre profesores y alumnos. Algunos ejemplos son las clases de debate, las mesas redondas, las tormentas de ideas, la resolución de problemas, los foros y las actividades de comité. Estas actividades requieren que los alumnos participen directa y activamente en el proceso de aprendizaje. Al igual que las estrategias de acción, las estrategias de interacción implican múltiples sentidos y facilitan la retención a largo plazo y el dominio de los contenidos. El profesor guía el proceso de aprendizaje y puede participar en pie de igualdad con los alumnos.

También es aconsejable considerar el uso de una combinación de estos métodos. Por ejemplo, si la clase trata sobre evangelización, la instrucción podría comenzar con una conferencia informal sobre la importancia de la evangelización y una visión general de los distintos métodos. A continuación, podría incluirse un debate guiado o una mesa redonda para conocer la aceptación de la importancia por parte de los alumnos y su opinión sobre las preferencias por un método determinado. Por último, los alumnos pueden adquirir destrezas mediante juegos de rol.

3. Evaluación

A menudo se pasa por alto la evaluación, especialmente en los programas de clases de Biblia. La evaluación es el proceso de determinar si los alumnos han alcanzado los resultados de aprendizaje de la lección. Cuando pensamos en la evaluación, por lo general es en forma de determinar el aprobado o suspenso de algún tipo de prueba escrita. La evaluación adopta muchas formas, desde evaluaciones formales, como las escritas o las de rendimiento, hasta las informales, como las preguntas de repaso y la observación.

Hay muchas razones para evaluar, pero sea cual sea su forma, la evaluación debe tener siempre el propósito de determinar que los alumnos han alcanzado los resultados de aprendizaje de la clase. Una de las razones de la evaluación es mejorar nuestra enseñanza. Muchos argumentarían que ésta es la razón más importante para evaluar. Esta razón está diseñada para validar lo que hemos enseñado. Validar significa que se logra el propósito deseado, tal y como se establece en los resultados del aprendizaje.

Otra razón para la evaluación, especialmente en alumnos adultos, es proporcionar a los alumnos la confianza de que conocen el material o han obtenido las destrezas deseadas. Esto también conduce al refuerzo positivo y al incentivo para aprender más. Proporciona un sentido del propio mérito o valía a través del encuentro con el éxito.

Una tercera razón para evaluar es continuar el proceso de enseñanza. El término "examen" no siempre significa una evaluación del aprendizaje. También puede ser una actividad de enseñanza. A modo de ejemplo, James plantea una cuestión interesante:

2Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, 4y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.

- Santiago 1:2-4

Santiago afirma aquí que las pruebas que soportamos sirven para enseñarnos cuando tenemos éxito. El concepto de constancia es el de refuerzo de nuestra fe. Jesús también utilizó este método en Juan 6:1-15. Juan lo dice claramente en los versículos 5 y 6, Jesús dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para que coma esta gente?". Dijo esto para ponerlo a prueba, pues él mismo sabía lo que iba a hacer.

En este ejemplo, Jesús sabía lo que haría, pero quería que Felipe y los discípulos crecieran en su fe en Él. La cuestión es que, a veces, se reta a los alumnos a determinar lo que saben o pueden hacer. Esto les ilustra lo que deben aprender basándose en lo que quizás no sepan o puedan hacer. También sirve como un rápido "análisis de necesidades" para determinar lo que el profesor necesita volver a enseñar, o enfatizar, y lo que ya saben los alumnos. Dado el tiempo y las oportunidades limitadas de que solemos disponer en nuestras clases de Biblia, deberíamos centrarnos en llevar a los alumnos de lo conocido a lo desconocido. Esto se consigue más fácilmente si sabemos lo que ellos saben.

Debemos tomarnos muy en serio la responsabilidad de ser profesores de clases bíblicas y hacer todo lo posible para mejorar nuestra eficacia. No hay papel más importante y gratificante que el de ser un profesor de clases bíblicas con éxito. El éxito se define como facilitar que los alumnos alcancen los resultados del aprendizaje. En el caso de nuestras clases bíblicas se resume en 2 Pedro 3:18, "Pero creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén".

Tenemos más posibilidades de alcanzar el éxito si definimos dónde queremos que estén los alumnos al concluir la enseñanza, un plan para lograr nuestros resultados de aprendizaje y un método para determinar lo que se ha aprendido.