7.

Jesús enfrenta el escepticismo

Narrativa #3

Mateo describe el agresivo cuestionamiento que Jesús empezaría a recibir de los líderes religiosos judíos a medida que avanzaba su ministerio.
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Hasta ahora Mateo ha descrito casi sin interrupción el aumento del ministerio de Jesús: bautismo en el Río Jordán, la derrota de Satanás en el desierto, milagros y ministerio entre la gente, y la elección junto con la comisión de los discípulos de predicar y sanar en Su nombre.

En la tercera narrativa Mateo describe las preguntas agresivas que Jesús empieza a recibir mientras crece Su ministerio.

El capítulo 11 versículo 1 sirve de puente entre el discurso donde Jesús manda a sus Apóstoles a predicar y los nuevos encuentros que tendría con los discípulos de Juan y los fariseos. Esta narrativa trata las dudas y el escepticismo tanto de Juan como los fariseos.

El testimonio a y de Juan el Bautista

La respuesta a Juan

2Y al oír Juan en la cárcel de las obras de Cristo, mandó por medio de sus discípulos 3a decirle: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperaremos a otro? 4Y respondiendo Jesús, les dijo: Id y contad a Juan lo que oís y veis: 5los ciegos reciben la vista y los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio. 6Y bienaventurado es el que no se escandaliza de mí.

Mateo menciona que Juan había estado encarcelado anteriormente, y ahora Juan manda a sus discípulos a preguntar si Jesús es el Mesías o si deben esperar la llegada de otro. Juan tiene ciertas dudas y manda a sus seguidores para cuestionar a Jesús.

Juan había predicado que cuando el Mesías llegara habría juicio, fuego y la poda de ramos muertos, etc. Hasta ahora, nada de esto había ocurrido. Al contrario, Juan mismo había sido encarcelado y no ha habido ningún juicio sobre la nación.

La respuesta de Jesús le demuestra a Juan que todo lo que está haciendo está alineado con lo que el Antiguo Testamento dice que haría el Mesías cuando llegaba (sanar, Isaías 35:6; predicar, 61:1). Juan asume que todas las cosas sucederían en un determinado tiempo, y cuando no ocurrió inmediatamente, dudó. Sin embargo, sabemos que después de la muerte del bautista, el juicio del cual había hablado llegó a la nación judía. En el año 70 d.C. el ejército romano destruyó la ciudad de Jerusalén y su templo, y mató a la mayoría de sus habitantes. Este era un juicio terrible sobre la nación judía por haber rechazado a su Mesías pero no era, como pensaba Juan, el final del mundo. Él asumió que el juicio del pueblo judío coincidiera con el fin del tiempo cuando el Señor regresaría para juzgar a todo hombre. Estos serían dos eventos distintos.

Juan no entendía que la primera venida del Señor sería con gracia, paciencia y perdón. Este es el periodo que estamos viviendo ahora y continuaremos en él hasta que Jesús vuelva. Sin embargo, Su segunda venida llegará con juicio para el mundo entero, no solo la nación judía (Hechos 17:30-31). Esto ocurrirá en los tiempos de Dios y no debemos dudar de que así pasará.

Jesús advierte a todos que no deben tropezar a causa de Él. La palabra que usa se refiere a una trampa y la idea es de una trampa que mata a la víctima. Jesús advierte a Sus discípulos de tener cuidado y no caer en la trampa de la incredulidad en cuanto a Él, una trampa que causaría la pérdida de fe y la destrucción.

Testimonio en cuanto a Juan

7Mientras ellos se marchaban, Jesús comenzó a hablar a las multitudes acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8Mas, ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que usan ropas finas están en los palacios de los reyes. 9Pero, ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y uno que es más que un profeta. 10Este es de quien está escrito: «He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, quien preparará tu camino delante de ti». 11En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. 12Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza. 13Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. 14Y si queréis aceptarlo, él es Elías, el que había de venir. 15El que tiene oídos, que oiga. 16Pero, ¿con qué compararé a esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, que dan voces a los otros, 17y dicen: «Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos endechas, y no os lamentasteis». 18Porque vino Juan que no comía ni bebía, y dicen: «Tiene un demonio». 19Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: «Mirad, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores». Pero la sabiduría se justifica por sus hechos.

Jesús describe a Juan el Bautista:

  • Verdaderamente era un profeta (vv. 7-9)
  • Él era el cumplimiento de la profecía sobre el que llegaría a preparar el camino para el Mesías (v. 10).
  • Tenía más prestigio que cualquier otro profeta por su proximidad al Señor (v. 11a).
  • No era tan grande como los que están en el reino porque no poseía el Espíritu Santo como los que estaban en el reino - Hechos 2:38. (v. 11b).
  • Fue rechazado de la misma manera que Jesús. "...el reino de los cielos sufre violencia" podría referirse al sufrimiento que ambos Juan y Jesús sufrieron para poder establecer el reino.

Reproches sobre las ciudades que rechazaron a Él y a Juan

20Entonces comenzó a increpar a las ciudades en las que había hecho la mayoría de sus milagros, porque no se habían arrepentido. 21¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en vosotras se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza. 22Por eso os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. 23Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás elevada hasta los cielos? ¡Hasta el Hades descenderás! Porque si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta hubiera permanecido hasta hoy. 24Sin embargo, os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma que para ti.

Los discípulos querían saber cuando llegaría el juicio y Jesús les recuerda a ellos y a los incrédulos que llegará un castigo terrible. Este pasaje puede sugerir que hay grados de castigo si interpretas el término "día de juicio" como el juicio final al fin del tiempo. Sin embargo, "el día del juicio" también puede referirse al juicio sobre los judíos como nación (ej. 70 d.C. Roma destruye a Jerusalén).

La destrucción de estas otras ciudades paganas, quienes eran mucho más pecaminosas, sería menos dolorosa que el terrible asedio y sufrimiento de la nación judía en el año 70 d. C.

La invitación y promesa para aquellos quienes aceptaron el mensaje y la llegada de Jesús

25En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. 26Sí, Padre, porque así fue de tu agrado. 27Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. 29Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. 30Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.

La oración de Jesús:

  • Gratitud por aquellos quienes aceptaron (vv. 25-26).
  • La promesa de revelar el Padre a todo quien llega al Hijo (también una declaración de deidad) (vs. 27).
  • La invitación de venir a Jesús. El yugo de la Ley, el yugo de la ignorancia, y el yugo de temor será reemplazada por el yugo de la fe y obediencia a las enseñanzas de Cristo que, aunque sean exigentes, se hacen ligeros por Su misericordia, gracia y presencia (vv. 28-30).

Jesús responde a las preguntas de Juan y sus discípulos, da un testimonio de Juan, reprende a las ciudades que lo rechazaron, y renueva Su invitación a todos de seguirlo.

Conflicto con los fariseos - Capítulo 12

El próximo capítulo detalla el conflicto constante entre Jesús y los fariseos y escribas quienes eran los maestros principales de la nación de Israel.

La popularidad de Jesús como maestro amenazaba su posición e influencia entonces determinaron desacreditar o destruirlo a pesar de Sus milagros. Esta agresión empezó con cuestionar Su conducta y enseñanza y terminó con el complot de asesinarlo.

Las acusaciones del día de reposo

Los fariseos acusan a Jesús de ignorar el día de reposo

1Por aquel tiempo Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigas y a comer. 2Y cuando lo vieron los fariseos, le dijeron: Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo. 3Pero Él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, 4cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, que no les era lícito comer, ni a él ni a los que estaban con él, sino solo a los sacerdotes? 5¿O no habéis leído en la ley, que en los días de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo y están sin culpa? 6Pues os digo que algo mayor que el templo está aquí. 7Pero si hubierais sabido lo que esto significa: «Misericordia quiero y no sacrificio», no hubierais condenado a los inocentes. 8Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.

La ley del día de reposo prohibía treinta y nueve tipos de trabajo en el sábado y el cosechar era uno de estos.

Jesús responde al mostrarles que la ley de Dios en cuanto a la misericordia hacia el sufrimiento y las necesidades es mayor que la ley en cuanto a ceremonias religiosas. Dios proveyó las leyes ceremoniales para el beneficio del hombre en la adoración, pero cuando estos se contraponen con la necesidad y misericordia humana, el principio mayor del amor supera las reglas requeridas de la adoración (David comiendo el pan sagrado). El Señor señala que los sacerdotes mismos trabajan en el día de reposo ya que tienen que cumplir con sus deberes sacerdotales el sábado.

Jesús les reprende por no discernir entre la forma (el templo y los sacrificios que llevaban a Cristo) y la esencia de la Ley (Cristo mismo, el dador de la Ley y la razón misma de las ceremonias).

Los fariseos acusan a Jesús por sanar en el día de reposo

9Pasando de allí, entró en la sinagoga de ellos. 10Y he aquí, había allí un hombre que tenía una mano seca. Y para poder acusarle, le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? 11Y Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros que tenga una sola oveja, si esta se le cae en un hoyo en día de reposo, no le echa mano y la saca? 12Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en el día de reposo. 13Entonces dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada, sana como la otra. 14Pero cuando los fariseos salieron, se confabularon contra Él, para ver cómo podrían destruirle.

Le tendieron una trampa al preguntarle si era lícito sanar en el día de reposo. Jesús responde con una pregunta, "¿Es lícito hacer el bien en el día de reposo?" Usa el ejemplo de salvar la vida de un animal en el día de reposo y entonces lo contrasta con el valor de la vida humana y cuán lícito es salvar vidas, aún en el día de reposo. Para hacer hincapié, en seguida sana la mano encogida del hombre. Siempre es lícito hacer el bien. Una vez más no entienden y en su ira conspiran contra Él.

El cumplimiento de profecía

15Mas Jesús, sabiéndolo, se retiró de allí. Y muchos le siguieron, y los sanó a todos. 16Y les advirtió que no revelaran quién era Él; 17para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo: 18Mirad, mi Siervo, a quien he escogido; mi amado en quien se agrada mi alma; sobre El pondré mi Espíritu, y a las naciones proclamara justicia. 19No contenderá, ni gritara, ni habrá quien en las calles oiga su voz. 20No quebrara la caña cascada, ni apagara la mecha que humea, hasta que lleve a la victoria la justicia. 21Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza.

Mateo siempre toma el tiempo de cuidadosamente demostrar cómo cada faceta de la vida de Jesús está de acuerdo con las profecías referentes al Mesías. Aquí teje varios versículos de los pasajes del "Siervo Sufriente" del profeta Isaías (Isaías 42:1 en adelante) con otras revelaciones durante la vida de Jesús en la tierra (..."Este es mi hijo amado" Mateo 3:17) para demostrar que Su mansedumbre y su decisión de no entrar en debate con los fariseos en este momento estaban de acuerdo con lo que se había dicho de Su carácter en el Antiguo Testamento. Mateo también introduce la idea que los profetas también veían que el Mesías traería la salvación tanto a los gentiles como a la nación judía. Esto se hizo en preparación para el momento en que Jesús haría esto también.

Las acusaciones de Su asociación con Satanás

Jesús milagrosamente sana un endemoniado ciego y mudo

22Entonces le trajeron un endemoniado ciego y mudo, y lo sanó, de manera que el mudo hablaba y veía. 23Y todas las multitudes estaban asombradas, y decían: ¿Acaso no es este el Hijo de David? 24Pero cuando los fariseos lo oyeron, dijeron: Este no expulsa los demonios sino por Beelzebú, el príncipe de los demonios.

La multitud comienza a percibir basado en este milagro que Jesús podría ser el Mesías. Los fariseos se contraponen al acusarlo de obrar los milagros por el poder de Satanás.

Jesús les responde

25Y conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no se mantendrá en pie. 26Y si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo; ¿cómo puede entonces mantenerse en pie su reino? 27Y si yo expulso los demonios por Beelzebú, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28Pero si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. 29¿O cómo puede alguien entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata? Y entonces saqueará su casa. 30El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. 31Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. 32Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero. 33O haced bueno el árbol y bueno su fruto, o haced malo el árbol y malo su fruto; porque por el fruto se conoce el árbol. 34¡Camada de víboras! ¿Cómo podéis hablar cosas buenas siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. 35El hombre bueno de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo de su mal tesoro saca cosas malas. 36Y yo os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio. 37Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

Versículos 25-26: Es ilógico que echaría fuera demonios por el poder de los demonios porque significaría que Satanás está luchando contra sí mismo, y si fuera así se destruiría (una casa dividida cae).

Versículos 27-30: Los judíos echaban fuera demonios diciendo que lo hacían con el poder de Dios, ¿por qué dudan de que Su poder viene de Dios? Algo anda mal con hombres que atribuyen un efecto idéntico a causas opuestas. Jesús no les deja escapar de la conclusión obvia de que si Su poder viene de Dios, lo que afirma debe ser verdad. El milagro no solo demuestra que Su poder viene de Dios sino que también Su poder es más grande que el de Satanás. La conclusión es que quienes lo acusan o quienes no están de Su lado están automáticamente en contra de Él. En cuanto a Jesús no hay un terreno neutral. Él vino a sembrar la semilla, pescar, encontrar la oveja, y los que están en contra de Él hacen lo opuesto, desparraman la semilla, los peces y las ovejas (esto siempre ha sido la obra del diablo.)

Versículos 31-37: Jesús les reprende por sus acusaciones falsas contra Él. La palabra blasfemia viene de dos palabras griegas que significan herir y hablar. El hablar mal de alguien o con la intención de herir, incluyendo de Jesús como acaban de hacer, puede ser perdonado. Pero hablar mal de o en contra del Espíritu Santo no será perdonado, jamás. Es probable que sea así porque es el Espíritu Santo quién convence al mundo del pecado y nos lleva al arrepentimiento (Juan 16:8). Si hablamos en contra de Él y lo rechazamos no hay otro poder que nos pueda llevar al arrepentimiento y el perdón que surge del arrepentimiento. Jesús les está advirtiendo a los fariseos que están casi llegando a este punto porque están blasfemando contra Él dentro de quien reside el Espíritu Santo y por el poder de quien está obrando los milagros.

El Señor comenta sobre las acusaciones en Su contra:

  • Tomen su decisión basado en los hechos. Buen fruto viene de buenos árboles y viceversa. Mira mi fruto y juzguen.
  • El fruto de tus labios revela lo que está en tus corazones. Al acusarme de estar del lado de Satanás después de ver mis buenas obras demuestra cuán torcidos están por dentro.
  • Les hace una afirmación específica en cuanto a su confesión (ellos eligen no confesarlo sino blasfemarlo) y cómo esa confesión les juzgará en el día final (10:32 "él que me confiese...").
  • Jesús da una advertencia general a todos en cuanto al uso de sus lenguas, y cómo nuestras propias palabras revelan nuestros corazones y nos juzgarán al final.

Buscando una señal

38Entonces le respondieron algunos de los escribas y fariseos, diciendo: Maestro, queremos ver una señal de parte tuya. 39Pero respondiendo Él, les dijo: Una generación perversa y adúltera demanda señal, y ninguna señal se le dará, sino la señal de Jonás el profeta; 40porque como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra. 41Los hombres de Nínive se levantarán con esta generación en el juicio y la condenarán, porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás; y mirad, algo más grande que Jonás está aquí. 42La Reina del Sur se levantará con esta generación en el juicio y la condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón; y mirad, algo más grande que Salomón está aquí. 43Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla. 44Entonces dice: «Volveré a mi casa de donde salí»; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. 45Va entonces, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa.

Los fariseos atribuían Sus milagros a Satanás. Los escribas (abogados estudiosos) no estaban satisfechos con estas obras de misericordia y gracia. Querían algo espectacular (el movimiento de cuerpos celestiales) o algo extraño. Querían su propia "señal" personal.

Jesús responde que la única señal que les será dada sería la de Jonás y el gran pez. Jonás estuvo tres días y noches en el vientre del pez y salió; de las misma manera Jesús estaría en la tumba tres días y noches y saldrá. Esta sería la última y la más convincente señal que demostraría Su deidad y persona.

Él compara sus reacciones a Él con la reacción de otros a Dios y Sus siervos en el pasado:

  • Nínive se arrepintió después de escuchar el mensaje de Jonás, pero ellos, después de mucha más evidencia se niegan al arrepentimiento. Cuando se juzguen, su incredulidad será contrapuesta a la de los gentiles quienes hace mucho tiempo creyeron y se arrepintieron. También Jerusalén estaba enfrentando una destrucción tal como Nínive antes de que se arrepintiera y fue perdonada.
  • La Reina del Sur viajó mil millas para escuchar a Salomón pero ellos se niegan a escucharlo cuando está entre ellos. Otro contraste que les condenará en el final.

Aquí Jesús da una ilustración que compara la generación de judíos con la cual hablaba a un endemoniado (vv. 43-45). Jesús, con Su presencia, milagros y enseñanzas está echando fuera los demonios que los tienen amenazados y controlados. A pesar de todo esto, la nación recién limpiada rechaza a Cristo y Su Espíritu y así termina peor que al principio porque después de rechazarlo estarán totalmente bajo el control de Satanás y sus demonios. Al no aceptar a Jesús como el Señor de la casa de Israel quedan vacíos y vulnerables.

A quienes buscan una señal les dice que su petición es una muestra de su falta de fe y de la destrucción que tienen pendiente. Pero también les revela qué señal deben estar buscando, siempre esperando que tomen la oferta de la esperanza de la salvación que les tiene.

Conflicto con Su familia

46Mientras Él aún estaba hablando a la multitud, he aquí, su madre y sus hermanos estaban afuera, deseando hablar con Él. 47Y alguien le dijo: He aquí, tu madre y tus hermanos están afuera deseando hablar contigo. 48Pero respondiendo Él al que se lo decía, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? 49Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ¡He aquí mi madre y mis hermanos! 50Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Mientras está respondiendo a los escribas se le manda decir que Su madre y Sus hermanos quieren hablar con Él. Marcos 3:21 nos dice que pensaban que estaba loco y querían llevarlo a casa. Capaz la acusación de que estaba poseído por Beelzebú motivó esta acción.

Jesús no les responde en cuanto a esto sino pone en duda la esencia de su relación con Él. Ellos basaban su derecho sobre Él en su relación física, pero Él responde que Su familia verdadera está compuesta de quienes hacen la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios es que todos crean en Su Hijo.

En el conflicto con Su familia Jesús les extiende la misma invitación que ha dado a los escribas, fariseos, discípulos y multitudes: de unirse a Él mediante la fe y obediencia.

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