¿Qué gana Dios con ello?

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Nota: La traducción de esta lección se ha realizado electrónicamente y aún no ha sido revisada.

¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios quiere que le obedezcamos? ¿Qué es exactamente lo que Dios recibe de nuestra fidelidad y obediencia? Decimos que queremos agradar a Dios y lo hacemos evitando el pecado o haciendo un sacrificio en nuestro servicio a los demás, pero ¿cómo beneficia a Dios nuestra moralidad mejorada o nuestro servicio incrementado? Él no necesita nada ni nuestra bondad le añade ninguna ventaja—Él está por encima de todo eso de todos modos.

Creo que la respuesta a esta pregunta radica en Su carácter de amor. Juan dice que el elemento definitorio de Su naturaleza es el amor (1 Juan 4:16) y esta es la primera pista que revela la razón por la cual Él se complace cuando obedecemos. La segunda pista se encuentra en Génesis, donde Moisés escribe que los humanos han sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:26). La última idea es el hecho de que la desobediencia es la causa que ahora separa al hombre de Dios y altera su naturaleza original semejante a Dios (Génesis 2:15-17).

Cuando juntamos esto nos damos cuenta de que cuando el hombre obedece a Dios significa que está buscando convertirse en como Dios, tal como fue creado originalmente antes de que la desobediencia pecaminosa mancillara su semejanza con lo Divino. Esto, a su vez, agrada a Dios porque significa que el hombre se está posicionando (a través de la obediencia fiel) para recibir bendiciones que Dios, en Su amor, está ansioso por proveer a aquellos que creen y le obedecen. (Efesios 1:1-14).

Entonces, ¿qué gana Dios cuando le obedecemos? La respuesta corta es que nuestra obediencia le da la oportunidad de bendecirnos con amor, y bendecirnos le agrada.