Purificación del templo
Tras su bautismo, Jesús regresa a su área de origen y muestra un signo de Sus poderes milagrosos a un pequeño número de personas. Este evento es parte del primer hilo narrativo donde Juan describe a Jesús haciendo cosas que solo Dios puede hacer.
En la siguiente sección continúa con este hilo mostrando la naturaleza divina de Jesús, no en un acto milagroso sino en un acto de celo y autoridad. Esta escena se describe como la purificación del templo.
Purificación del templo
Ahora que Jesús ha dado ya un primer paso hacia el ministerio público en Caná, irá a Jerusalén para una demostración muy pública y dinámica de su celo y autoridad.
Vs. 13-14 - La Pascua de los judíos estaba cerca, y Jesús subió a Jerusalén, y encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados.
A pesar de que Jerusalén está al sur de Galilea, se decía que una persona "subía" a Jerusalén, que era la Ciudad Santa. Judíos de todas partes se reunían en Jerusalén para la fiesta de la Pascua. El centro del templo albergaba el Lugar Santísimo, donde solo el Sumo Sacerdote podía entrar anualmente. Este edificio fue segregado por una serie de muros y patios que separaban a los sacerdotes del pueblo, los hombres de las mujeres y los Judíos de los Gentiles convertidos.
El patio de los gentiles era simbólicamente el patio de entrada donde todas las naciones podían reunirse y orar juntas al Dios de todas las naciones. Era el más grande de los patios y se mantenía separado de los patios donde sólo el pueblo Judío y los sacerdotes podían acudir.
Pórticos (de Salomón)
Los Pórticos o Grandes Columnatas fueron el lugar donde Jesús impartía cuando enseñaba en el templo. También se convirtió en un lugar de encuentro para los primeros cristianos (Hechos 3:22, Hechos 5:12). El Pórtico Real de Herodes (lado sur) fue el lugar donde Jesús se sentó entre los doctores de la ley a los 12 años (Lucas 2:46).
Área del templo
Todo el área del templo se consideraba sagrada, pero aumentaba en santidad a medida que uno se acercaba al área central donde el Santísimo estaba situado. Estas áreas se hallaban separadas, en función de a quién se permitía entrar.
Puertas
Había ocho entradas al área del templo, cada una con su significado.
Por ejemplo, la Puerta del Peregrino conducía al patio de los Gentiles, los que iban de visita durante los festivales. Había una gran piscina de agua donde los peregrinos se lavaban antes de entrar en el área del templo. El Camino del Peregrino iba desde el estanque de Siloé hasta los escalones que conducían a la puerta de los peregrinos (1/3 de milla). Es donde Pedro predicó su primer sermón (Hechos 2:38). Las personas que fueron bautizadas entonces pudieron haber sido bautizadas en este estanque. Josefo, un historiador judío, afirma que una media de uno a cuatro millones de peregrinos visitaba Jerusalén y el templo cada año.
La Puerta del Este (Puerta Dorada) era la entrada principal al área del templo. Era el acceso por el Monte de los Olivos y frente al huerto de Getsemaní, al otro lado del pequeño Valle de Kidron. Por esta puerta entró Jesús sobre un burro.
Según la tradición judía, se suponía que el Mesías entraría por esta puerta:
Regocíjate sobremanera, hija de Sión.
Da voces de júbilo, hija de Jerusalén.
He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación,
humilde, montado en un asno,
en un pollino, hijo de asna.
- Zacarías 9:9
Ezequiel dice que después de que el Mesías pase por la puerta, ésta se cerrará:
Entonces me hizo volver por el camino de la puerta exterior del santuario que da hacia el oriente, y estaba cerrada. Y el Señor me dijo: Esta puerta estará cerrada; no se abrirá y nadie entrará por ella, porque el Señor, Dios de Israel, ha entrado por ella; por eso permanecerá cerrada. En cuanto al príncipe, él, como príncipe, se sentará allí para comer pan delante del Señor; entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y por el mismo camino saldrá.
- Ezequiel 44: 1-3
Curiosamente, cuando los musulmanes conquistaron Jerusalén en el 1530 DC, bloquearon esta puerta con piedras y plantaron un cementerio frente a él, como forma de prevenir que el Mesías Judío entrara (pensando que ningún judío entraría a un cementerio extranjero). Esta parte de Jerusalén todavía está controlada por Musulmanes; la puerta sigue todavía bloqueada, el cementerio todavía está allí y una mezquita se encuentra donde solía estar el Lugar Santísimo.
Patios
Patio de mujeres: Las mujeres no podían mezclarse con los hombres en el área del templo, tenían su propia área, pero no podían ir más allá. Fue en esta área donde estaba el patio de la "tesorería", que tenía doce recipientes en forma de trompeta para ofrendas voluntarias. Jesús estaba sentado "frente a la tesorería" cuando vio a la viuda entregando a la tesorería sus dos únicas monedas (Lucas 12:41-44).
Patio de Israel: Este era el lugar donde los hombres Judíos que no eran ni sacerdotes ni Levitas se reunían. Aquí es donde los Judíos laicos se reunían para orar, etc.
Patio de los sacerdotes: Solo los sacerdotes podían entrar aquí. En esta área se encontraba el altar del holocausto donde se llevaba a cabo el sacrificio de animales (45 'de largo y 22' de alto).
Lugar Santo - 3 áreas
El porche: Era una entrada con una pared trasera cubierta de oro donde pendía una lámpara dorada. Había dos mesas (de oro y mármol) que contenían el pan de la proposición que solo por los sacerdotes podrían comer. Había un velo en la entrada.
El salón: En el salón estaba el altar de oro, la mesa de oro, las copas de incienso y un candelero de oro. Los Sacerdotes ofrecían incienso allí (i. e. Zacarías, ordenado sacerdote una vez en la vida - Lucas 1:8-23).
El Velo: Un doble velo separaba el Lugar del Santísimo de la Sala. Solo el Sumo Sacerdote podía acceder al Lugar del Santísimo una vez al año, en el Día de la Expiación. El Lugar del Santísimo no lucía mobiliario alguno. Lo que contenía originalmente eran las Tablas de los Diez Mandamientos, la jarra de maná y la vara de Aarón, dentro del Arca de la Alianza que fue destruida cuando los babilonios destruyeron el templo original de Salomón en el 587 AC.
Patio de los Gentiles
Tanto los Conversos al judaísmo como los Gentiles podían reunirse allí pero no podían avanzar más, bajo pena de muerte. Los Judíos no podían ejecutar la pena de muerte según el derecho romano, excepto en este caso, para esta sola violación (incluso a ciudadanos romanos). Esta es la razón por la que Pablo el Apóstol casi muere en Hechos 21:27-32, cuando fue acusado de traer deliberadamente a un Gentil al Patio de los Israelitas. Aquí es donde los cambistas y comerciantes habían establecido tiendas y Jesús vino a expulsarlos (más adelante).
Fortaleza Antonia
Nombrada así por razón del amigo de Herodes (Marco Antonio), albergaba una guarnición de 600 soldados romanos y tenía un pasadizo subterráneo que conectaba la guarnición con el Patio de los Gentiles. Los romanos habían abolido el cargo de rey en Israel y habían permitido que los Sumos Sacerdotes continuasen con el nombramiento y aprobación del liderazgo Romano. Las túnicas del Sumo Sacerdote eran guardadas en las torres y su uso fue permitido sólo en días festivos especiales (para restringir la influencia de los Sumos Sacerdotes).
Esta área es donde Jesús fue interrogado por Pilato y torturado por soldados romanos antes de ser entregado a los líderes Judíos.
El impuesto del templo era pasado a cobro a todos los mayores de 20 años antes de la Pascua. Los que venían de lejos debían canjear su dinero en shekels y comprar animales para el sacrificio de la Pascua.
Originariamente, este comercio se había realizado fuera de los muros del templo, pero con el tiempo se permitió a los comerciantes establecerse en el Patio de los Gentiles. Esto hizo que el área designada para los Gentiles resultara impura y, por tanto, inútil como lugar de adoración para ellos; era el único lugar en el que podían adorar, dentro del complejo del templo.
A pesar de que era el Patio de los Gentiles seguía siendo parte del templo, al profanar este lugar quedaba profanado todo; por no mencionar la hipocresía y el perjuicio que ello representaba (los cambistas pagaban una parte de las ganancias a los sacerdotes para poder hacer negocio).
Vs. 15-17 - Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio.
Jesús expulsa a estos comerciantes y sus mercancías del área del templo.
La gente suele ver a Jesús como el amigo de los niños y el salvador sufriente, pero en esta escena lo vemos demostrando no solo Su justa ira al defender lo que es correcto, sino también Su poder físico. Nadie se interpuso en Su camino ni se le enfrentó. Con treinta años y un par de décadas trabajando como carpintero y albañil ello quería decir que no era endeble. No temía eliminar aquellos elementos que estaban estropeando la pureza del templo.
En esta escena vemos a Jesús mostrar Su humanidad en la medida que Su celo religioso lo movió a una justa indignación y enojo hacia los que estaban equivocados. Esta es una reacción muy humana contra la injusticia e impureza.
Vs. 18-22 - Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.
Los judíos habían establecido ciertas costumbres en su vida religiosa con el descargo de responsabilidad o epitafio que decía "Hasta que Elías Venga." Hacían esto porque creían que cuando el profeta Elías/Elijah regresara como precursor del Mesías, confirmaría o cambiaría las costumbres religiosas que ellos habían establecido. De modo que, tras la purificación del área del templo por Jesús, los líderes Judíos no arrestaron a Jesús sino que le pidieron alguna señal que confirmara que tenía derecho a hacer esto; después de todo, ¡Él podía ser el profeta!
Jesús conoce sus corazones. Ellos no quieren creer en realidad. Para las personas que no quieren creer, nunca hay pruebas suficientes.
De modo que Jesús revela (de manera velada) la señal que proporcionará prueba innegable de Su identidad. Sin embargo, al final será la prueba que los condenará por su incredulidad. Él morirá finalmente a causa de su rechazo e incredulidad. Su resurrección se convertirá, no solo en la prueba de Su legítima reivindicación como el Mesías, sino también en prueba de que su incredulidad era equivocada.
Por supuesto, la profecía hecha aquí acerca de la destrucción de Su cuerpo y su resurrección, así como la destrucción de la ciudad y templo se cumplieron: primero a través de Su muerte, entierro y resurrección al cabo de tres años; y luego, en el 70 DC, cuando el ejército romano sitió la ciudad, mató finalmente a la mayoría de los habitantes y desmoronó la ciudad piedra a piedra.
Si hoy viajas por la ciudad, aún puedes ver las enormes piedras en escombros, en la base de los muros construidos por los cruzados; las mismas piedras que los romanos destrozaron en el primer siglo. Quemaron todo lo que podía arder; se llevaron todo metal precioso y tela que pudieron; desmoronaron los muros y el templo de la Ciudad Santa.
Destruyeron los registros genealógicos almacenados en el área del templo por los que los judíos podían rastrear sus tribus originales. Este fue un golpe mortal porque, sin los registros, no había manera de saber con certeza qué tierra era suya o determinar quién podía servir como sacerdote.
Hoy en día, una mezquita llamada Cúpula de la Roca se encuentra en el lugar donde una vez estuvo el templo y el Lugar del Santísimo.
Los Judíos todavía creen que, un día, el templo y el Lugar del Santísimo serán reconstruidos. Rezan por ello en el Muro de las Lamentaciones (muro occidental), que es la única sección remanente del muro de aquel momento. Está a 100 yardas del lugar original donde el Lugar del Santísimo estuvo una vez. Es por eso que se considera un lugar sagrado.
Vs. 23-25 - Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía. 24 Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos, 25 y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.
Juan menciona, pero no describe, los milagros que Jesús hizo durante ese tiempo. Muchos creyeron por los milagros, pero no estaban preparados para recibir Sus enseñanzas. Estaban convencidos de que era especial, pero Jesús no quería convertirse en su "líder", sabía que sus corazones aún no estaban vueltos a Dios y listos para aceptar lo que Le fue encomendado hacer.