La ilusión de la seguridad
La reciente cobertura mediática del 5º aniversario del ataque del 11-S ofreció a los políticos la oportunidad de promover sus diversas opiniones sobre cuán "seguros" estamos frente a futuros ataques. Todos fueron cautelosos en sus evaluaciones de nuestra vulnerabilidad, como deberían ser.
Los gobiernos de todo el mundo están buscando las últimas técnicas en la lucha contra el terrorismo para evitar otro día terrible como el que tuvo lugar en Nueva York, pero incluso en sus pronunciamientos más confiados se puede sentir su inquietud y sensación de temor.
El nuevo orden mundial instaurado por fanáticos asesinos también ha generado un mercado creciente para los charlatanes de la "seguridad" que venden su propio antídoto al miedo en forma de programas, productos y políticas, todos pagados por un público convenientemente movilizado por los medios para el próximo "ataque". Lo triste de todo esto es que realmente existe peligro, pero aquellos encargados de protegernos no pueden eliminar completamente la amenaza.
Por supuesto, enfrentarse a un enemigo abrumador no es nada nuevo. El salmista, David, sabía un par de cosas sobre enemigos peligrosos y aliados conspiradores por igual. Sin embargo, él entendía que la seguridad de un corazón en paz en tiempos de turbulencia no se basaba en el tamaño de su ejército (aunque tenía una fuerza considerable para desplegar), sino que se construía sobre una confianza constante en Dios.
Si el Señor no edifica la casa,
- Salmos 127:1
en vano trabajan los que la edifican;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vela la guardia.
Habría mucho menos estrés en nuestras vidas sobre la capacidad de nuestros enemigos para hacernos daño si pusiéramos nuestra confianza en la capacidad de Dios para protegernos en lugar de la ilusión de seguridad que nos imponen nuestros líderes.