Enfrentamiento
Nos estamos acercando al final de nuestro estudio del libro de Génesis con la historia transicional de José. Además de la vista de cerca de este hombre y su respuesta a las pruebas y el sufrimiento como también los tremendos éxitos y bendiciones, esta historia sirve como un puente que vincula el movimiento de la familia de José desde Canaán a Egipto.
Hasta ahora hemos visto a José injustamente acusado y encarcelado y entonces liberado para interpretar el sueño del Faraón. Los sueños del Faraón indicaron que Egipto tendría un ciclo de siete años de abundancia seguido por siete años de hambruna.
Para premiarlo por haber interpretado los sueños correctamente, el rey establece a José como gobernador de Egipto y lo comisiona a desarrollar el plan y establecer un sistema de almacenaje para preparar el país por la hambruna durante los años de abundancia.
En los próximos capítulos leeremos la historia del enfrentamiento de José con sus hermanos ya que ellos, durante el periodo de la hambruna, viajan a Egipto para comprar del grano que José había almacenado allí.
El primer viaje a Egipto– Capítulo 42
La escena vuelve a Canaán con Jacob y los hermanos. Pasan veinte años desde el engaño, trece en la casa de Potifar y siente años supervisando el almacenaje del grano. Jacob aún vive y lidera su familia, y los diez hermanos mantienen su secreto terrible de veinte años.
1Viendo Jacob que había alimento en Egipto, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? 2Y dijo: He aquí, he oído que hay alimento en Egipto; descended allá, y comprad de allí un poco para nosotros, para que vivamos y no muramos. 3Entonces diez hermanos de José descendieron para comprar grano en Egipto. 4Pero a Benjamín, hermano de José, Jacob no lo envió con sus hermanos, porque dijo: No sea que le suceda algo malo.
- Génesis 42:1-4
La hambruna se extiende más allá de Egipto hasta donde viven Jacob y sus hijos en Canaán. Otros estaban bajando a Egipto a comprar grano pero los hijos de Jacob no querían ir. Tenían miedo de ir donde habían mandado a su hermano José. Quizá se encontrarían con él o sufrirían el mismo destino. Jacob insiste en que vayan (no son esclavos que serían rechazados por los egipcios) pero no manda a Benjamín el hermano menor.
La última vez que había mandado uno de los hijos de Raquel, había desaparecido, y no se va arriesgar a perder el único hijo que le queda de la mujer que amó primero.
5Y fueron los hijos de Israel con los que iban a comprar grano, pues también había hambre en la tierra de Canaán. 6Y José era el que mandaba en aquella tierra; él era quien vendía a todo el pueblo de la tierra. Y llegaron los hermanos de José y se postraron ante él rostro en tierra. 7Cuando José vio a sus hermanos, los reconoció, pero fingió no conocerlos y les habló duramente. Y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Y ellos dijeron: De la tierra de Canaán para comprar alimentos. 8José había reconocido a sus hermanos, aunque ellos no lo habían reconocido. 9José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos, y les dijo: Sois espías; habéis venido para ver las partes indefensas de nuestra tierra.
Llegaban muchas caravanas para comprar alimentos y aparentemente José los tamizaba para asegurar dos cosas:
- que la cantidad que se vendía no comprometía los suministros del país propio.
- que invasores extranjeros, envidiosos de la riqueza de Egipto no infiltraran para derrumbar el país y tomar el grano a la fuerza. José era como el jefe de la Inmigración y la CIA para tamizar a todo quien entraba y salía.
Los hermanos no lo reconocen (salió a los 17 años y ahora tiene 37 o 38) y lleva la vestimenta de un gobernador egipcio. Él sí los reconoce (quizá los esperaba) cuando llegan delante de él pero él manda a buscar un intérprete y les habla duramente para descolocarlos un poco. Incluso les acusa de ser espías.
Al verlos postrados ante él en sumisión y reverencia se acordó del sueño que tuvo cuando joven y cómo Dios lo ha hecho realidad. No es una cuestión de vanidad ahora sino un ejemplo del gran poder de Dios.
10Entonces ellos le dijeron: No, señor mío, sino que tus siervos han venido para comprar alimentos. 11Todos nosotros somos hijos de un mismo padre; somos hombres honrados, tus siervos no son espías. 12Pero él les dijo: No, sino que habéis venido para ver las partes indefensas de nuestra tierra. 13Mas ellos dijeron: Tus siervos son doce hermanos, hijos del mismo padre en la tierra de Canaán; y he aquí, el menor está hoy con nuestro padre, y el otro ya no existe. 14Y José les dijo: Es tal como os dije: sois espías. 15En esto seréis probados; por vida de Faraón que no saldréis de este lugar a menos que vuestro hermano menor venga aquí. 16Enviad a uno de vosotros y que traiga a vuestro hermano, mientras vosotros quedáis presos, para que sean probadas vuestras palabras, a ver si hay verdad en vosotros. Y si no, ¡por vida de Faraón!, ciertamente sois espías. 17Y los puso a todos juntos bajo custodia por tres días.
José continúa interrogándolos y acusándolos. Su defensa es que son todos hermanos (ningún rey mandaría a diez hermanos a espiar mucho menos sus propios hijos). También mencionan a Benjamín quien se había quedado en casa (el hermano de padre y madre de José) que habían tenido otro hermano, José, que había muerto.
José ahora sabe que sus hermanos y su padre viven y que toda la familia está intacta justo como los había dejado veinte años antes. Insiste en que son espías y los pone en la cárcel demandando ver al hermano menor para comprobar su historia. Su tiempo en la cárcel y la posibilidad de quedarse allí por un tiempo indefinido parece ser justicia por lo que habían hecho a José.
18Y José les dijo al tercer día: Haced esto y viviréis, pues yo temo a Dios: 19si sois hombres honrados, que uno de vuestros hermanos quede encarcelado en vuestra prisión; y el resto de vosotros, id, llevad grano para el hambre de vuestras casas; 20y traedme a vuestro hermano menor, para que vuestras palabras sean verificadas, y no moriréis. Y así lo hicieron. 21Entonces se dijeron el uno al otro: Verdaderamente somos culpables en cuanto a nuestro hermano, porque vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos, por eso ha venido sobre nosotros esta angustia. 22Y Rubén les respondió, diciendo: ¿No os dije yo: «No pequéis contra el muchacho» y no me escuchasteis? Ahora hay que rendir cuentas por su sangre. 23Ellos, sin embargo, no sabían que José los entendía, porque había un intérprete entre él y ellos.
Sucede algo interesante al liberar los hermanos de la cárcel ya que José requiere que solo uno de ellos se quede atrás como rehén. Conversan entre ellos del pecado que habían cometido contra José pensando que ahora Dios los estaba castigando de una manera apropiada. (Es la única vez en el libro de Génesis en que pecadores reconocen su culpabilidad y responsabilidad por sus pecados.)
José, por supuesto, entiende sus conversaciones pero ellos no se dan cuenta de esto porque él les hablaba mediante un intérprete. Rubén defiende algunas de sus acciones pero dice que Dios los está castigando merecidamente. Pueden irse pero tienen que dejar atrás a un hermano, si vuelven deben traer a Benjamín.
24Y se apartó José de su lado y lloró. Y cuando volvió a ellos y les habló, tomó de entre ellos a Simeón, y lo ató a la vista de sus hermanos. 25José mandó que les llenaran sus vasijas de grano y que devolvieran el dinero a cada uno poniéndolo en su saco, y que les dieran provisiones para el camino. Y así se hizo con ellos. 26Ellos, pues, cargaron el grano sobre sus asnos, y partieron de allí.
José escuchó su reconocimiento de pecado y la resignación al castigo y le vencieron las emociones, tristeza, gozo y emociones que habían sido suprimidas por veinte años.
- Enojo y resentimiento por el maltrato sufrido a manos de ellos
- Gozo al ver a su familia
- Alivio al ver que por su confesión Dios guardaría sus almas
Simeón es el que se queda atrás. Rubén no fue responsable ya que él había intentado disuadirlos. Es probable que Simeón, como el segundo hermano y por su naturaleza violenta (mató a quienes violaron a Dina), era el responsable por el trato de José. Debe haberle impactado a él y a sus hermanos ya que conocía bien su responsabilidad en el asunto.
27Y cuando uno de ellos abrió su saco para dar forraje a su asno en la posada, vio que su dinero estaba en la boca de su costal. 28Entonces dijo a sus hermanos: Me ha sido devuelto mi dinero, y he aquí, está en mi costal. Y se les sobresaltó el corazón, y temblando se decían el uno al otro: ¿Qué es esto que Dios nos ha hecho? 29Cuando llegaron a su padre Jacob en la tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había sucedido: 30El hombre, el señor de aquella tierra, nos habló duramente y nos tomó por espías del país. 31Pero nosotros le dijimos: «Somos hombres honrados, no somos espías. 32Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno ya no existe, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán». 33Y el hombre, el señor de aquella tierra, nos dijo: «Por esto sabré que sois hombres honrados: dejad uno de vuestros hermanos conmigo y tomad grano para el hambre de vuestras casas, y marchaos; 34pero traedme a vuestro hermano menor para que sepa yo que no sois espías, sino hombres honrados. Os devolveré a vuestro hermano, y podréis comerciar en la tierra». 35Y sucedió que cuando estaban vaciando sus sacos, he aquí que el atado del dinero de cada uno estaba en su saco; y cuando ellos y su padre vieron los atados de su dinero, tuvieron temor. 36Y su padre Jacob les dijo: Me habéis privado de mis hijos; José ya no existe, y Simeón ya no existe, y os queréis llevar a Benjamín; todas estas cosas son contra mí. 37Entonces Rubén habló a su padre, diciendo: Puedes dar muerte a mis dos hijos, si no te lo traigo; ponlo bajo mi cuidado, y yo te lo devolveré. 38Pero Jacob dijo: Mi hijo no descenderá con vosotros; pues su hermano ha muerto, y me queda solo él. Si algo malo le acontece en el viaje en que vais, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
En un principio pensaban que solo una bolsa de dinero se encontraba entre el grano pero al volver a casa descubren que todo el dinero que habían llevado para la compra del grano había vuelto con ellos dejándolos abierto a acusaciones de robo cuando volvían a comprar más grano. Por supuesto José sabía que regresarían, no solo para buscar a Simeón sino porque sabía que la hambruna continuaría y tendrían que volver o morir de hambre.
Jacob los acusa de haber perdido a dos de sus hijos y declara que si pierde a Benjamín también no habrá esperanza alguna. Él, por supuesto, está pensando en la promesa de Dios y su cumplimiento por medio de sus hijos.
Rubén demuestra algo de carácter y liderazgo al prometer sobre las cabezas de sus hijos traer a todos de vuelta sanos y salvos pero Jacob se niega y por un tiempo las cosas quedan allí.
Observe que ni Jacob ni sus hijos se acercan a Dios por ayuda u orientación en este asunto sino solo se preocupan y se echan la culpa los unos a los otros por este dilema.
El segundo viaje a Egipto – Capítulo 43
Simeón languidece en una cárcel egipcia y la familia en Canaán está paralizada por miedo de lo que les pasará si vuelven. Todo está estancado hasta que Dios interviene.
1Y el hambre iba agravándose en la tierra. 2Y sucedió que cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: Volved allá y compradnos un poco de alimento. 3Pero Judá le respondió, diciendo: Aquel hombre claramente nos advirtió: «No veréis mi rostro si vuestro hermano no está con vosotros». 4Si envías a nuestro hermano con nosotros, descenderemos y compraremos alimento; 5pero si no lo envías, no descenderemos; porque el hombre nos dijo: «No veréis mi rostro si vuestro hermano no está con vosotros».
- Génesis 43:1-5
Tal como José había predicho, la hambruna siguió y su esperanza de poder aguantar con lo que tenían no se realizó. Se les acaba el alimento y tienen que actuar.
Aquí observamos la ascendencia de Judá a un rol de liderazgo dentro de la familia. Rubén tenía buenas intenciones pero era débil y miedoso. Simeón era decisivo pero violento y de corazón duro (se negó escuchar la apelación de José por clemencia). Leví era violento y de mecha corta. Esto dejó un vacío y Judá pudo demostrar un liderazgo compasivo y valiente.
6Entonces Israel respondió: ¿Por qué me habéis tratado tan mal, informando al hombre que teníais un hermano más? 7Pero ellos dijeron: El hombre nos preguntó específicamente acerca de nosotros y nuestros familiares, diciendo: «¿Vive aún vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano?». Y nosotros contestamos sus preguntas. ¿Acaso podíamos nosotros saber que él diría: «Traed a vuestro hermano»? 8Y Judá dijo a su padre Israel: Envía al muchacho conmigo, y nos levantaremos e iremos, para que vivamos y no perezcamos, tanto nosotros como tú y nuestros pequeños. 9Yo me haré responsable de él; de mi mano lo demandarás. Si yo no te lo vuelvo a traer y lo pongo delante de ti, que lleve yo la culpa para siempre delante de ti; 10porque si no hubiéramos perdido tiempo, sin duda ya habríamos vuelto dos veces.
Jacob continúa discutiendo con sus hijos pero finalmente Judá le convence que necesitan regresar con Benjamín.
Observe algunos cambios: la Biblia empieza a llamar a Jacob Israel otra vez. No había usado su nombre dado por Dios desde la supuesta muerte de José y la depresión y pérdida de fe que sufrió. Ahora que se está renovando su fe y tiene que a la fuerza confiar en Dios, una vez más se le refiere por el nombre que le fue dado divinamente.
Observe también el paralelo entre el plan y la oferta de Judá y el plan máximo y el ofrecimiento del salvador que vendría por su linaje. Él se ofrecía como rescate para la seguridad de los demás por si algo anduviera mal. Esto es una prefigura de la oferta de Jesús por todo lo que ha andado mal en nuestras vidas. El punto es que si por alguna razón hubiese problemas alguien tendría que pagar y Judá estaba dispuesto ofrecerse como el rescate para salvar a su familia. Porque Jesús es perfecto y eterno, Su sacrificio paga para toda persona y paga para siempre.
11Entonces su padre Israel les dijo: Si así tiene que ser, haced esto: tomad de los mejores productos de la tierra en vuestras vasijas, y llevad a aquel hombre como presente un poco de bálsamo y un poco de miel, resina aromática, mirra, nueces y almendras. 12Y tomad doble cantidad de dinero en vuestra mano, y llevad de nuevo en vuestra mano el dinero que fue devuelto en la boca de vuestros costales; tal vez fue un error. 13Tomad también a vuestro hermano, levantaos y volved a aquel hombre; 14y que el Dios Todopoderoso os conceda misericordia ante aquel hombre para que ponga en libertad al otro hermano vuestro y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de ser privado de mis hijos, que así sea.
La fe de Israel revive y él prepara regalos para apaciguar el egipcio como lo hizo para Esaú; duplica el dinero para pagar lo que deben por el grano.
- Vendieron a José por 20 piezas de plata.
- Volvieron a Egipto con 20 fardos de plata (dos veces los diez hermanos).
Israel acepta el hecho de que el asunto ahora está en manos de Dios. Mediante esta experiencia Dios está ministrando a todos en la familia en cuanto a la confianza, el arrepentimiento, el liderazgo y la fe.
Sigue una larga sección que describe su retorno (un viaje de 3 semanas) y la reunión con José (versículos 15-23). Todavía no saben quién es pero cuando José ve a Benjamín entiende que la reconciliación es una posibilidad porque no le estaban mintiendo sobre su hermano.
Se les extiende una invitación para comer con José y Simeón quien ha sido liberado. Siguen sospechosos pensando que José les quiere engañar para robarles.
Aquí hay una sección que describe como el siervo de José les asegura que su Dios les había devuelto el dinero en sus costales y que no tenían de qué preocuparse.
Esto muestra que José debe haber convertido el siervo a Jehová pero los hermanos estaban tan confundidos y tenían tanto miedo que no se dieron cuenta.
24Después el hombre llevó a los hombres a casa de José, y les dio agua y se lavaron los pies; y dio forraje a sus asnos. 25Entonces prepararon el presente para la venida de José al mediodía; pues habían oído que iban a comer allí. 26Cuando José regresó a casa, le trajeron el presente que tenían en su mano a la casa y se postraron ante él en tierra. 27Entonces él les preguntó cómo se encontraban, y dijo: ¿Cómo está vuestro anciano padre de quien me hablasteis? ¿Vive todavía? 28Y ellos dijeron: Tu siervo nuestro padre está bien; todavía vive. Y ellos se inclinaron en reverencia. 29Al alzar él sus ojos y ver a su hermano Benjamín, hijo de su madre, dijo: ¿Es este vuestro hermano menor de quien me hablasteis? Y dijo: Dios te imparta su favor, hijo mío. 30Y José se apresuró a salir, pues se sintió profundamente conmovido a causa de su hermano y buscó donde llorar; y entró en su aposento y lloró allí. 31Después se lavó la cara y salió, y controlándose, dijo: Servid la comida.
José les saca más información y recibe los regalos y la reverencia pero es sobrepasado de emoción cuando ve a su hermano menor. Después de llorar a solas, empieza la hora de la comida.
32Y le sirvieron a él aparte, y a ellos aparte, y a los egipcios que comían con él, también aparte; porque los egipcios no podían comer con los hebreos, pues esto es abominación para los egipcios. 33Y los sentaron delante de él, el primogénito conforme a su primogenitura, y el más joven conforme a su juventud, y los hombres se miraban unos a otros con asombro. 34Él les llevó porciones de su propia mesa, pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de cualquiera de ellos. Bebieron, pues, y se alegraron con él.
Los egipcios tenían la costumbre de ser exclusivos racialmente. Había tres mesas:
- Para los hebreos
- Para los huéspedes egipcios
- Para José solo
Las probabilidades de acertar con el orden de nacimiento de los once hermanos son 40 millones a uno así que quedaron impresionados. La comida extra para Benjamín no era cinco veces la comida total sino que José mandó de su mesa a un degustador especial como una manera de honrar a cierta persona. Lo que había empezado todo esto era la envidia y el resentimiento que sentían estos hermanos de José, su medio-hermano. Al honrar a Benjamín, José quería ver si todavía permanecía algún rastro de resentimiento o envidia.
La Biblia dice que disfrutaban de su comida con alegría así que obviamente no se molestaron por la atención de José a Benjamín.
Lecciones
1. Eventualmente se sabrá tu pecado
¿Cómo podrían pensar estos hombres que bajo la mirada de Dios podían cometer este pecado desapercibido y sin castigo? Necesitamos evitar el pecado porque siempre saldrá a la luz; y cuando sí pecamos y lo sabemos, necesitamos resolverlo con pedir perdón y hacer lo correcto antes de que nos avergüence o somos juzgados. Observe cómo su prosperidad y fe disminuyeron mientras escondían sus pecados por veinte años y fueron juzgados por ellos.
2. Sin sacrificio no hay beneficio
Lo malo es malo. El dolor duele. La muerte trae duelo. Pero a veces sale bien de estas circunstancias. Debemos hacer todo lo posible por aliviar el dolor, evitar lo malo, y procesar nuestro duelo pero a veces las cosas negativas son necesarias para producir cosas positivas. En el proceso de crecimiento espiritual a menudo es necesario un periodo de dolor para producir una nueva dirección, una nueva dimensión o un nuevo elemento de espiritualidad en nuestras vidas.
3. Los líderes llevan la carga pesada
Judá solo alcanzó su liderazgo cuando estaba dispuesto ofrecerse a sí mismo y no a sus hijos (como Rubén). Líderes en cada área de la iglesia, el hogar, el negocio, etc. son líderes porque están dispuestos a tomar decisiones difíciles, trabajos sucios, mantienen una carga pesada de responsabilidad mientras se mantienen fieles y amorosos. La razón que le damos honor, oración, respeto y obediencia es porque están dispuestos y capaces de llevar una carga más pesada que nosotros.
4. Haz todo lo que puedas y deja el resto en las manos de Dios
Jacob dio un gran ejemplo de una fe viviente y activa. Usó todos los recursos a su disposición para influenciar el resultado pero reconoció y aceptó que el resultado final estaba en las manos de Dios. Necesitamos encontrar ese equilibrio. No solo esperar por señales y coincidencias para tomar decisiones. No pensar que lo podemos hacer todo. Actuar de una manera en que usamos los dones y recursos que Dios nos ha dado para hacer lo mejor que podamos mientras confiamos que Dios nos bendecirá y nos usará para cumplir con Su propósito.
- Resuma los eventos que llevaron a los hijos de Jacob a viajar a Egipto y converse sobre las observaciones de los eventos.
- ¿Por qué no mandaría Jacob a Benjamín cuando mandó a sus otros hijos a Egipto?
- ¿Por qué es importante que Rubén reconociera que estaban siendo castigados por su tratamiento de José? (Génesis 42:21-23)
- ¿Cómo se relaciona el encarcelamiento de Simeón con el tratamiento de José por sus hermanos?
- Resuma los eventos que obligaron el retorno de los hijos de Jacob a Egipto y converse sobre su importancia.
- ¿Cómo puedes usar esta lección para crecer espiritualmente y ayudar a otros entrar en una relación con Jesús?