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El método de evangelismo personal de Jesús

En el encuentro con la mujer junto al pozo, Jesús demuestra su método de evangelización por multiplicación.
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Volvamos nuevamente a Juan 1:1-42 para más información sobre el pasaje que describe el encuentro de Jesús con la mujer en el pozo.

En nuestro último capítulo señalé cómo los tres temas del libro de Juan son destacados en este pasaje:

  1. Jesús está cansado y sediento; y pide un trago mostrando así Su naturaleza humana.
  2. El Señor demuestra Su naturaleza divina al revelar el pasado de esta mujer.
  3. Observamos cómo la mujer pasa de la incredulidad a la fe y cómo el pueblo pasa de la incredulidad a la fe.

En este capítulo examinaremos nuevamente el pasaje, pero esta vez para observar la forma en que Jesús lleva a cabo la evangelización de otra persona. Quizás podamos adaptar este método para sacarle provecho en la actualidad.

Evangelismo personal

Todo el que ha recibido el don de la salvación debería tener un deseo de compartir ese don con los demás. Hemos recibido algo precioso por la bondad y generosidad de otros. Debemos estar listos para transmitirlo a otros que no hayan escuchado ni recibido todavía la buena noticia.

Este proceso de compartir el evangelio y llevar a otros a Cristo se llama "evangelismo personal". Impartir una clase de Biblia no es evangelismo personal, es predicar y enseñar en la asamblea. Llevar a cabo una publicación de blog o agregar contenido a BibleTalk.tv es evangelismo en medios de comunicación y enseñanza. Sin embargo, cuando me siento con una persona y comparto mi fe o enseño el evangelio, esto es evangelización personal.

Pues bien, en la Biblia como he explicado, encontramos mandatos, ejemplos e inferencias, el patrón de cómo hacer ciertas cosas como la comunión u organizar la iglesia, etc.

En Juan 4:1-42 vemos un patrón o método que Jesús utilizó para el trabajo de evangelización personal. El método que usó lo llamo "sistema de multiplicación". Intentaré explicar cómo funciona haciendo uso de este pasaje.

El sistema de multiplicación

En primer lugar, algunas reglas matemáticas. Sabemos que la multiplicación es una forma de aumentar más rápidamente que la simple suma. Un gran ejemplo de esto fue mostrado en televisión hace un tiempo. Esto es lo que explicaron:

  • Si tomaras un simple tablero de damas o ajedrez y colocaras un solo terrón de azúcar en cada cuadrado, acabarías con 64 terrones de azúcar. Eso es adición.
  • Si, por el contrario, multiplicaras simplemente por 2 la cantidad de terrones de azúcar que pones en cada cuadrado ... (por ejemplo, colocas un cubo en el cuadrado #1 y luego duplicas ese en el cuadrado #2, luego duplicas eso en el cuadrado #3, y continúas duplicando hasta llegar al cuadrado #64, según el Museo de Ciencia e Industria de Chicago - multiplicar los terrones de azúcar de esta manera- tendrías suficiente azúcar para cubrir el Estado de Texas con 30 pies de azúcar.

Tal es el poder de la multiplicación. Ahora, imagina que esos terrones de azúcar son personas que se convierten en cristianos:

  • Si cada cristiano, como resultado de su conversión, agregara simplemente otro cristiano (un cónyuge, un hijo, un amigo) obtendría el tipo de crecimiento que la iglesia ha tenido tradicionalmente (lento, pequeño, constante).
  • Si, por otro lado, cada cristiano se duplica continuamente y enseña a otros a duplicarse ellos mismos, entonces comienza el proceso de multiplicación.

Nuestro concepto de evangelismo hoy consiste en pasar a los ministros la responsabilidad de poner un terrón de azúcar en cada cuadrado en lugar de reproducirnos nosotros mismos y, por lo tanto, aumentar exponencialmente el número de almas salvadas.

Jesús no usó el modelo de adición, como veremos con la mujer en el pozo. Él muestra cómo hacer primero un discípulo, y luego multiplicarlos.

Haciendo y multiplicando discípulos

Antes de multiplicar, hay que lograr hacer primero un discípulo, y el pasaje de Juan nos revela el proceso que Jesús utilizó para lograr este primer y básico paso de evangelización personal, eso es, convertir un alma.

En este pasaje podemos identificar 7 pasos para lograr hacer un discípulo de Jesús. Un discípulo es un seguidor, un aprendiz, alguien que se compromete a seguir, aprender y obedecer a Cristo y solo a Cristo.

Hay 7 pasos para lograrlo:

Paso #1 - Contacto

El punto de contacto puede ser cualquier lugar en el que dos personas inician una conversación: cualquier situación en la que dos personas conectan de algún modo (deporte, trabajo, servicio, familia, amigos). Conectando con gente.

Nótese que Jesús inició el contacto pidiendo un trago de agua. Téngase en cuenta también como no permitió que barreras sociales, religiosas o entre géneros en ese momento impidiesen el contacto con esta mujer. La regla sobre el contacto es que, si el evangelio es para todos, no debería haber ninguna barrera que no estemos dispuestos a cruzar para llevar a cabo el contacto.

Paso #2 - Reto

El reto se produce cuando sales del curso normal de una conversación cortés, con el fin de abrir un diálogo sobre cosas espirituales en lugar de temporales. Ello resulta difícil y es donde fallamos más a menudo. Cuando la conversación se vuelve seria y sobre asuntos importantes que desafían al no creyente a explorar el verdadero significado de la vida o los aspectos espirituales de su vida es donde todo se complica.

Obviamente, es difícil hacer esto al principio, pero con el tiempo, estas sondas pueden lanzarse con suavidad y sin orgullo. Quizás, a través de una pregunta sobre la Biblia o sobre un trasfondo religioso, o sobre la asistencia a la iglesia, etc. El tiempo y la oportunidad se presenta en algún momento y necesitamos reconocer ese momento y retar a nuestros amigos no cristianos o a la familia a entrar en una conversación de tipo espiritual.

Después de haber hablado del agua que Él pidió, Jesús aprovecha la oportunidad para hablar con ella sobre el agua "viva". Nada que decir aquí, difícilmente podríamos hacer a alguien la misma pregunta en algún momento.

Paso #3 - Confirmación

Una vez se inicia el desafío y la discusión, quedará en manos del discípulo probar o confirmar que sabe de qué está hablando. Puede consistir en una muestra de bondad cristiana, una prueba de conocimiento bíblico o un ejemplo de vida cristiana buena y pura. Una vez el discípulo ha involucrado a otro en este diálogo espiritual, necesitará mostrar o probar de algún modo acerca de lo que están hablando.

Esta es la segunda área en la que, a menudo, la evangelización personal falla. El incrédulo rechaza el mensaje porque el mensajero no incorpora el mensaje en sí mismo. Es solo un hablar. Por ejemplo, un domingo, hubo un visitante que buscaba a alguien que lo había invitado a los servicios, pero esa persona no se presentó a la clase de Biblia ni a adoración. ¿Crees que ese invitado volverá?

En su trato con la mujer, Jesús se resiste a sentirse ofendido por su rechazo inicial y continúa mostrando Su sabiduría y el conocimiento que tenía sobre su vida, sus necesidades y sus preguntas. Mostró quién era.

Paso #4 - La llamada

Por lo general, tras un estudio personal, una discusión o un sermón, se produce una llamada a decidir el aceptar como verdad lo que se ha compartido. En el caso del evangelismo personal, la llamada es a seguir a Jesús. Incluso en la etapa preliminar, la llamada consiste en seguir al Señor, ni que sea desde una posición alejada, de curiosidad, para descubrir algo más. Nadie fue jamás salvado sin tomar una serie de decisiones. Nadie llega al cielo por decisión ajena o por accidente. Si no se toma una decisión consciente de convertirse en discípulo de Jesús, entonces ¡no se es discípulo!

Jesús le dice a la mujer: "Yo soy el Mesías", la llamó a creer, no la obligaba, fue su decisión el creer o no creer. Todo lo que pudo hacer fue llamarla para que escogiera. Hacemos esto cuando invitamos a la iglesia, a un estudio bíblico, animamos a escuchar el evangelio; cada uno de estos actos es una "llamada" a seguir a Jesús.

Paso #5 - Conversión

En un momento dado, se habrá transmitido la buena noticia, se habrá proporcionado prueba a través del estudio y del buen ejemplo cristiano. El tiempo que conlleva varía de una persona a otra, pero todos acaban por tener que decidir si siguen o no a Jesús. Al final, los estamos conduciendo al punto de expresar su fe en forma de obediencia a los mandatos de arrepentimiento y bautismo de Jesús. Y es aquí donde a veces fallamos, al caer en dos extremos:

  1. No pedimos nunca ni alentamos a la persona a que tome una decisión y adopte un compromiso. Pensamos que ellos llegarán a ese estadio por sí mismos. Incluso el apóstol Pablo, cuando fue llevado a este punto, solo se movió cuando Ananías lo empujó con estas palabras: "Y ahora, ¿por qué te demoras? Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre". (Hechos 22:16)
  2. O fallamos al preguntar demasiado pronto. Solo hemos compartido lo básico, no se ha desarrollado una relación, no se ha proporcionado prueba suficiente. La fe crece a un ritmo más lento que la comprensión. Podemos entender algo sin necesariamente creer que sea verdad, esté bien o sea bueno. Por ejemplo, la democracia en los países de Oriente Medio. Entienden el concepto, pero no todos están convencidos de que sea mejor o sea verdadera.

Nos apresuramos a convertirlos y cuando la gente se resiste, nos alejamos de ellos en lugar de seguir proporcionando contacto, retos, pruebas, llamadas y ánimos a la conversión.

En la historia de la mujer, vemos su creencia en la prueba que Jesús le dio, confesando esa fe al reconocer su esperanza en un Mesías Judío que la salvaría, siendo ella samaritana. Hoy día ella confesaría el nombre de Jesús, se arrepentiría de sus pecados y sería bautizada para mostrar su conversión.

Paso #6 - Consagración

En este paso, el converso es formado para devenir discípulo. El que antes era un incrédulo, ahora se convierte en creyente y seguidor de Jesús. El convertido, o nuevo discípulo, comienza a actuar y expresarse como un discípulo.

Por ejemplo, empieza a llevar una vida de oración; Lee y estudia la Palabra; se identifica y se reúne con otros discípulos; encuentra el modo de servir al Señor aprovechando sus propias habilidades.

El cometido de esta consagración de discípulos recae en los líderes de la iglesia. Es su trabajo asegurarse de que haya un esfuerzo consciente de la congregación para integrar y equipar a los nuevos discípulos para una vida cristiana eficaz y fructífera.

La mujer, tras su contacto con Jesús, es inmediatamente energizada para compartir su breve pero poderoso encuentro con Jesús entre su familia y comunidad. No toda consagración al servicio es tan rápida como la de esta mujer, pero tampoco todo el mundo es discipulado por el propio Jesús.

Paso #7 – Multiplicación

En el modelo de adición, la mujer se habría ido a casa y tal vez compartiría su experiencia con su pareja, para que él pudiera conocer al Señor y convertirse en discípulo, junto con ella ... otro terrón de azúcar en otro cuadrado.

Pero esta mujer comienza el modelo de multiplicación, compartiendo su experiencia con todos aquellos de la ciudad dispuestos a escuchar. No vemos todos los detalles, pero en el versículo 28 se dirige a los hombres de la ciudad (con los que ya había tenido contacto) y los reta a que consideren lo que le ha sucedido. Luego leemos que ellos creyeron por su palabra y trajeron a otros, quienes luego creyeron a causa de la Palabra de Jesús.

Juan no lo detalla, pero al final del capítulo el número de los que se convirtieron y trajeron a otros hacia Él se multiplicó de la misma manera. Una mujer se multiplica en varios más que, a su vez, se multiplican en gran número, todo ello en el espacio de pocos días. Ese es el poder del sistema de multiplicación en la evangelización personal.

Resumen

Si usamos este modelo en nuestro enfoque de evangelización personal, podríamos abrir iglesias en todos los lugares de este Estado donde se requieran, en este país y en todo el mundo, en una generación. La pregunta es: ¿por qué no lo hacemos? ¿qué nos detiene? 2 razones principales:

  1. No estamos implementando conscientemente este enfoque. La mayoría de las iglesias usan el enfoque de adición, no el enfoque de multiplicación, generalmente porque no saben o no están capacitadas.
  2. Cuando las iglesias intentan usar el enfoque de la multiplicación, solo hacen uso de ciertas partes o bien se descompone debido a la debilidad humana.

Por ejemplo: nunca pasamos de un contacto a un reto o desafío, dejando la mayor parte de nuestra comunicación con los demás a un nivel no espiritual.

  • Nos damos por vencidos demasiado rápido si la persona no responde al reto o llamada.
  • Abandonamos a las personas que no se convierten cuando se les presenta el evangelio por vez primera.
  • Intentamos "calificar" a nuestros contactos, adivinando cuáles simpatizan con el evangelio y cuáles no.

En el método multiplicador del evangelismo personal, todos son un contacto potencial. Siempre estamos buscando la oportunidad de retar a nuestros contactos. Estamos listos y en condiciones de brindar prueba de nuestra fe y ansiosos por llamar repetidamente a nuestros contactos, para que sigan a Jesús de alguna manera.

En el método de multiplicación no tenemos miedo de ir directamente a pedir a nuestros contactos que se conviertan, que obedezcan el evangelio.

En el ministerio de la multiplicación la iglesia está equipada para capacitar y formar a nuevos conversos y multiplicar su potencial de generar nuevos contactos, etc.

El riesgo de ello es, por supuesto, que cuando el poder de la multiplicación de discípulos se afianza, es como montar sobre un maremoto. Devenimos nuevamente como la iglesia de Jerusalén, haciendo cosas increíbles, llevando a cabo sacrificios increíbles, dejando verdaderamente el mundo atrás para administrar la cosecha que Dios nos puede dar y dará.

Mientras tanto, nos ceñimos al modelo de suma porque podemos controlarlo, y el crecimiento a este ritmo no perturba el statu quo demasiado, colocándonos en los límites de nuestra zona de confort.

Abandonaremos nuestra zona de confort paso a paso.

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