El coste del compromiso
En Génesis 18:22-33, encontramos un momento poderoso donde Abraham suplica a Dios que perdone a la ciudad de Sodoma de la destrucción. Comenzando con una súplica de misericordia si se encuentran cincuenta personas justas, Abraham negocia hasta solo diez. El resultado revela que incluso un número tan pequeño de individuos justos podría haber retrasado el juicio. Este pasaje ofrece profundas ideas sobre la naturaleza de la justicia divina y el papel de los creyentes dentro de un mundo caído.
Primero, vemos que Dios no espera hasta el fin de los tiempos para ejecutar el juicio sobre la maldad. La justicia divina está activa a lo largo de la historia, no solo reservada para el día final. La destrucción de Sodoma es un recordatorio aleccionador de que la corrupción moral invita a consecuencias—incluso en nuestra época actual.
En segundo lugar, este pasaje sugiere la influencia silenciosa pero significativa de los fieles. La intercesión de Abraham subraya cómo la presencia de los justos puede actuar como un amortiguador contra el juicio de Dios. Esto apunta al poder a menudo invisible del testimonio cristiano en la sociedad. Sin embargo, también implica que los verdaderamente fieles pueden ser menos de lo que suponemos. A pesar de las súplicas de Abraham, ni siquiera se pudieron encontrar diez personas justas en Sodoma.
Por último, la narrativa de Lot y su familia ilustra el sufrimiento colateral de los creyentes que viven en medio de la impiedad. Lot fue salvado debido a su fe, sin embargo, soportó una profunda pérdida personal—su esposa miró hacia atrás y pereció, y su familia llevó las cicatrices de su entorno comprometido. La historia de Lot nos advierte que la proximidad a la impiedad, incluso para aquellos que están salvados, puede conducir al miedo, la inestabilidad espiritual y el arrepentimiento. Necesitamos darnos cuenta de que la prosperidad mundana a menudo viene a costa del bienestar espiritual.