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Salmos reales

Los salmos reales se escribieron para ocasiones como coronaciones reales, aniversarios y bodas, o simplemente para honrar al Rey.
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Como poesía inspirada, los salmos expresan, tanto la alabanza del hombre como sus preguntas y lamentos ante Dios, mientras vive su frágil vida humana, enfrentada siempre a la muerte pero con una esperanza de existencia más allá de la tumba. Son los escritos de aquellos quienes, a través de la inspiración, podían ver más allá de este mundo, la realidad de la dimensión espiritual invisible. Los salmos abordan cómo los seres humanos se ven afectados, no sólo por la adversidad y el pecado, sino también por la enormidad de la creación de Dios, el poder de Su palabra y la realidad de Su presencia en la cotidianidad de sus vidas.

La última categoría que examinaremos es la correspondiente a los salmos reales, que se escribieron principalmente para describir la relación de los hombres con los gobernantes terrenales de ese período. Algunos de ellos conducen al lector también, más allá de la situación presente, hacia un tiempo futuro en el que sus aspiraciones espirituales de un gobierno de Dios se cumplan (es decir, los salmos proféticos).

Salmos Reales

Los salmos reales (mesiánicos) tratan acerca del rey como ungido o escogido de Dios. Son muchas las oraciones por la sabiduría del rey, su larga vida o el éxito en la batalla. Algunos son de naturaleza profética en el sentido de que también apuntan al rey ideal futuro, el Mesías o Rey de reyes.

En el Antiguo Testamento la gente entendía el término "Mesías" de dos maneras distintas:

  1. Como el ungido (la palabra española "Cristo" proviene de otra griega que significa ungido y que es equivalente a la palabra Mesías). Este era el término utilizado para señalar a un profeta, sacerdote o rey que era separado de la multitud para asignarle un oficio o tarea a realizar.
  2. En un sentido más específico, se refería al rey ideal definitivo, salvador y Señor, que habría de venir y salvar a Su pueblo para siempre.

Los poetas a menudo hablaban de reyes existentes cuando se referían al Mesías o al ungido. Los escritores del nuevo Testamento, a su vez, tomaron estas palabras y las aplicaron a Jesús, como el "Cristo", el "Ungido" o el "Mesías".

Salmos 2

En este salmo el escritor pone de manifiesto que el rey, como representante elegido por Dios, puede tener confianza, y ello a pesar de la trama e intrigas de enemigos impíos.

1¿Por qué se sublevan las naciones,
y los pueblos traman cosas vanas?
2Se levantan los reyes de la tierra,
y los gobernantes traman unidos
contra el Señor y contra su Ungido, diciendo:
3¡Rompamos sus cadenas
y echemos de nosotros sus cuerdas!

Las naciones son los Gentiles y sus gobernantes. El autor muestra que conspirar contra el rey es conspirar contra Aquel que lo ha hecho rey, Dios mismo. De la misma manera, atacar al mensajero (predicador) es atacar a quien envía al mensajero y el mensaje, el mismo Cristo.

4Él que se sienta como Rey en los cielos se ríe,
el Señor se burla de ellos.
5Luego les hablará en su ira,
y en su furor los aterrará, diciendo:
6Pero yo mismo he consagrado a mi Rey
sobre Sión, mi santo monte.
7Ciertamente anunciaré el decreto del Señor
que me dijo: «Mi Hijo eres tú,
yo te he engendrado hoy.
8Pídeme, y te daré las naciones como herencia tuya,
y como posesión tuya los confines de la tierra.
9Tú los quebrantarás con vara de hierro;
los desmenuzarás como vaso de alfarero».

Conspirar contra lo ordenado por Dios obtiene dos respuestas:

  1. Dios desprecia los planes de los hombres que están en su contra, tontos y fútiles.
  2. En última instancia, juzgará tales cosas castigando al culpable y defendiendo al que Él ha escogido, de distintas maneras:
    1. Dios confirmará su posición de hijo (los reyes terrenales ungidos eran vistos como hijos de Dios). Sin embargo, hay aquí una referencia mesiánica a Jesús, como el Hijo de Dios y soberano de todos.
    2. Dios proveerá bendiciones para el rey y le otorgará la victoria sobre sus enemigos.
10Ahora pues, oh reyes, mostrad discernimiento;
recibid amonestación, oh jueces de la tierra.
11Adorad al Señor con reverencia,
y alegraos con temblor.
12Honrad al Hijo para que no se enoje y perezcáis en el camino,
pues puede inflamarse de repente su ira.
¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian!

Los rebeldes son advertidos para que se arrepientan y se sometan a la voluntad del rey ungido por Dios. En el contexto histórico, es una advertencia de David a los otros, para que no jueguen con Israel y su rey quien, aunque pequeño, está protegido por el Dios verdadero. En sentido mesiánico se revela también como cierto que la rebelión contra Dios y Su Rey, Jesús, fracasará y será castigada; en cambio, la sumisión a Él traerá recompensa y protección.

Salmos 45 - Canto para una boda real

Algunos salmos fueron escritos para conmemorar batallas y grandes eventos nacionales. El matrimonio del rey fue una tal ocasión y el Salmo 45 fue escrito, especialmente, para ese momento alegre. Proporciona asimismo una imagen semejante a la del matrimonio entre Dios y su nación que, en un sentido mesiánico, es entre Cristo y su iglesia. Este salmo, por lo tanto, puede interpretarse utilizando tres contextos diferentes: histórico (el rey terrenal y su novia), metafórico (Dios y la nación de Israel), y mesiánico (Cristo y su iglesia).

1Rebosa en mi corazón un tema bueno;
al rey dirijo mis versos;
mi lengua es como pluma de escribiente muy ligero.
2Eres el más hermoso de los hijos de los hombres;
la gracia se derrama en tus labios;
por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
3Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente,
en tu esplendor y tu majestad.
4En tu majestad cabalga en triunfo,
por la causa de la verdad, de la humildad y de la justicia;
que tu diestra te enseñe cosas tremendas.
5Tus saetas son agudas;
los pueblos caen debajo de ti;
en el corazón de los enemigos del rey están tus flechas.
6Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre;
cetro de equidad es el cetro de tu reino.
7Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad;
por tanto Dios, tu Dios, te ha ungido
con óleo de alegría más que a tus compañeros.
8Todas tus vestiduras están perfumadas con mirra, áloe y casia;
desde palacios de marfil te han alegrado con instrumentos de cuerda.
9Hijas de reyes hay entre tus damas nobles;
a tu diestra, en oro de Ofir, está la reina.

El autor describe al rey: sabio y bendecido por Dios (vs. 2); defensor de los justos (vs. 3-5); bendecido, honrado y gozoso (vs. 8-9); hijo de Dios y como Dios mismo (Hebreos 1:8-9). Cuando fue escrito, originalmente, este salmo solo se refería a un hombre (el rey mismo), pero en el sentido mesiánico sólo puede atribuirse correctamente a Jesús.

10Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído;
olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre.
11Entonces el rey deseará tu hermosura;
inclínate ante él, porque él es tu señor.
12Y la hija de Tiro vendrá con presentes;
los ricos del pueblo suplicarán tu favor.
13Toda radiante está la hija del rey dentro de su palacio;
recamado de oro está su vestido.
14En vestido bordado será conducida al rey;
las doncellas, sus compañeras que la siguen,
serán llevadas a ti.
15Serán conducidas con alegría y regocijo;
entrarán al palacio del rey.

El autor ahora describe a la reina. Ella es una princesa extranjera y el poeta le ruega que olvide su pasado así como su antiguo hogar y se entregue totalmente a su esposo el rey (vv. 10-12). Describe a sus doncellas, la belleza de su vestidos de boda y la alegría que experimenta en ser la nueva novia del rey (vs. 13-15). Estas también son imágenes o tipos para la iglesia y Cristo, así como para Dios y Su pueblo.

16En lugar de tus padres estarán tus hijos;
los harás príncipes en toda la tierra.
17Haré que tu nombre sea recordado por todas las generaciones;
por tanto, los pueblos te alabarán eternamente y para siempre.

El poeta mira hacia el futuro y ve la línea del rey propagándose en los futuros reyes a través de esta unión. Esta bendición resulta apropiada para el contexto presente del matrimonio del rey, pero es también una mirada profética a la unión entre Cristo Rey y Su novia, la Iglesia (2 Corintios 11:2-3; Apocalipsis 19:21). La analogía solo puede encajar en esta unión futura:

  1. Jesús es también sabio y bendito (Lucas 2:52).
  2. Es el defensor de la justicia y está, exaltado por la resurrección, a la diestra de Dios (Hechos 2:33).
  3. Su unión con la Iglesia produce una herencia real futura, que también reinará con Él en el cielo (2 Timoteo 2:12).

Este salmo relativo a la boda de un rey terrenal se ajusta, no solo al contexto histórico en el momento de su composición, sino que habla también de la imaginería más alta, más noble y más sublime de Dios y Su nación escogida; y luego, de la culminación de ambas imágenes con la unión de Cristo y Su iglesia al final del mundo (Efesios 5:25-27; Apocalipsis 21:9).

Salmos 110 - El Sacerdote/Rey

Este es el salmo más citado en el Nuevo Testamento. Es importante tener en cuenta que, si bien muchas afirmaciones podrían referirse a David, muchas otras sólo pueden referirse a Cristo, el Rey ideal y Mesías. En el momento de ser escrito, fue visto como un ideal al cual el rey podría aspirar. El salmo se divide en dos secciones y ambas empiezan con una declaración divina:

1Dice el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
2El Señor extenderá desde Sión tu poderoso cetro, diciendo:
Domina en medio de tus enemigos.
3Tu pueblo se ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder;
en el esplendor de la santidad, desde el seno de la aurora;
tu juventud es para ti como el rocío.

El escritor afirma que el gobierno del rey es tal por autoridad divina. Su trono estará en Sion y él gobernará a sus enemigos. Cuando el rey gobierne, la gente (especialmente los hombres jóvenes y fuertes) llenarán su ejército. El autor lleva a cabo una comparación al decir que, del mismo modo que la aurora trae consigo el rocío que cubre a todos, cuando el rey reine sus soldados cubrirán la tierra.

En Mateo 22:44, Jesús da el mensaje profético y el significado mesiánico de este pasaje, al explicar que David no estaba refiriéndose sólo a sí mismo aquí, sino también al futuro Mesías divino que había de venir, y cuyo gobierno y ejército iban a ser similares.

4El Señor ha jurado y no se retractará:
Tú eres sacerdote para siempre
según el orden de Melquisedec.
5El Señor está a tu diestra;
quebrantará reyes en el día de su ira.
6Juzgará entre las naciones,
las llenará de cadáveres,
quebrantará cabezas sobre la ancha tierra.
7Beberá del arroyo en el camino;
por tanto Él levantará la cabeza.

Este mismo rey es ungido también como sacerdote (vs. 4). Sin embargo, no será un tipo sacerdotal como Aarón (de la tribu de Levi), que era temporal, limitado por la debilidad humana y que ofrecía repetidos sacrificios por la nación judía tan solo. Este sacerdote será como Melquisedec (Génesis 14:18-20) quien, como prototipo, representaba un sacerdocio universal y eterno (Melquisedec no era de un linaje particular y su breve aparición, sin principio ni fin, significaba ser de naturaleza eterna).

Esta sección solo podía tener una aplicación futura, porque en el momento de ser escrito, los reyes no podían servir como sacerdotes y sólo un ser divino podría reclamar dominio universal y vida eterna. Ser sacerdote ungido y rey por Dios es garantía de soberanía de un gobernante sobre las naciones. La frase "..Él levantará Su cabeza" es imagen expresiva de la idea de victoria sobre los enemigos.

Históricamente el rey, en concierto con un sacerdocio ilustrado, vio la nación de Israel como la luz universal del mundo (Isaías 49:6) y este salmo lo interpelaría para tal más noble y piadoso ideal. Proféticamente, sin embargo, el Salmo 110 se refiere al equilibrio perfecto de los roles duales de Jesús, como rey y sacerdote, ofreciéndose a Sí mismo en favor del pueblo sobre el que gobernó.

Resumen

Los Salmos han sido dados por Dios para ayudarnos a expresar ideas piadosas, usando frases piadosas. Estos nos ayudan a verbalizar el "gemido" (Romanos 8:26) de nuestro espíritu cuando nuestras propias palabras e ideas humanas parecen tan inadecuadas ante Aquel a quien desesperadamente queremos alabar y adorar.

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