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Milagro en Caná

En esta lección, somos testigos del primero de los asombrosos milagros de Jesús que establecen Su naturaleza de Dios/Hombre.
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Empezamos el capítulo 2 del evangelio de Juan, en el que Jesús hace público su ministerio, con una primera demostración de su poder y autoridad.

Boda en Caná

Hasta ese momento, el ministerio de Jesús ha sido practicado en gran medida entre los discípulos de Juan el Bautista y dentro de los confines de Su área de hogar y familia.

Hay poca resistencia -si es que hay alguna- a Jesús en este punto, como poca es la resistencia a nuestros esfuerzos por confesar a Cristo, siempre que estén confinados en el edificio de la iglesia y de nuestra propia familia cristiana. Es cuando nos revelamos públicamente que empiezan los problemas, y así sucedió con Jesús cuando comenzó su ministerio público en Caná.

Las celebraciones de boda eran grandes y alegres ocasiones en aquellos tiempos. La vida giraba en torno al calendario religioso y los eventos familiares. Unos esponsales (compromiso) significaban que la pareja estaba legalmente unida como marido y mujer, si bien, por lo general, permanecían con sus familias hasta que se acordaba la convivencia. La celebración de la boda señalaba que la pareja comenzaría a vivir realmente unida como esposo y esposa. Muchas veces el novio y su grupo desfilaban por las calles para buscar a la novia y llevarla a la fiesta nupcial tras la cual, finalmente, pasarían su primera noche juntos en su casa. La fiesta en sí misma podía ser un evento elaborado que duraba siete días o más, mientras llegaban los invitados para desear lo mejor a la pareja. Este tipo de la celebración requería un amplio suministro de comida y bebida. Fue en una fiesta así que Jesús fue invitado junto con Sus discípulos en Cana.

Vs. 1-3 – Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús; y también Jesús fue invitado, con sus discípulos, a la boda. Cuando se acabó el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.

Caná de Galilea estaba cerca del hogar de Jesús adulto, ubicado en Capernaum. María estuvo en la boda como amiga y ayudante, y bien podría haber sido que se tratara de algún miembro de la familia quien se casaba. El vino se acabó pronto y faltando la bebida principal tan rápidamente, la fiesta se hubiera arruinado, poniendo a la familia en una situación embarazosa. María acude a Jesús (en lugar de al anfitrión) y manifiesta el problema. Y, al hacerlo así, da a entender que Él debía resolver este problema.

Vs. 4-5 – Y Jesús le dijo: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí en esto? Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que Él os diga.

"Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí en esto?" literalmente significa no importa; No te preocupes; esto es asunto mío, no tuyo; ¿Qué cosa común compartimos en esto?

Su pregunta contiene una sugerencia, espera que su acción lleve a Él a buscar una solución. Su respuesta revela que Él es consciente de lo que está sucediendo y que se halla en control de la situación. Él no actúa por su insistencia. Su tiempo aún no ha llegado; Es Dios quien inicia Sus acciones, no el hombre. Téngase en cuenta también que el término "mujer" no es un término severo o despectivo para la época. Véase Juan 19:26 por comparación: "Mujer, ahí tienes a tu hijo".

Su madre entiende Su respuesta y, como ella estaba allí como ayudante, da indicaciones a los otros ayudantes para que sigan sus instrucciones. Obsérvese que ella deja el problema en Sus manos, tras hacerlo saber. Muchas veces agregamos soluciones a nuestras oraciones, pero las soluciones de Dios a nuestras oraciones no siempre son las mismas que las nuestras.

Vs. 6-8 – Y había allí seis tinajas de piedra, puestas para ser usadas en el rito de la purificación de los judíos; en cada una cabían dos o tres cántaros. Jesús les dijo: Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde. Entonces les dijo: Sacad ahora un poco y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.

Se necesitaban tinajas de agua para la purificación, así como para el lavado de utensilios, como era costumbre de Jesús antes de comer. Jesús las llena de agua y luego toman y llevan una muestra al anfitrión para probar. Téngase en cuenta lo fácil que resulta el milagro producido: Jesús sólo lo pretendió y se hizo.

Vs. 9-10 – Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, y como no sabía de dónde era (pero los que servían, que habían sacado el agua, lo sabían), el maestresala llamó al novio, y le dijo: Todo hombre sirve primero el vino bueno, y cuando ya han tomado bastante, entonces el inferior; pero tú has guardado hasta ahora el vino bueno.

Cuando el anfitrión o jefe de los camareros lo prueba, felicita al novio por la excelencia del vino. Un beneficio colateral del milagro es que, no solo salvó a la familia de la situación embarazosa y mantuvo la alegría de la fiesta, sino que también bendijo al novio ante sus invitados.

El cumplido del jefe de los camareros se debe a la práctica común de servir el vino dulce y fresco primero para, tras de mucho comer y beber, cuando las papilas gustativas se embotan, servir el vino más viejo, menos sabroso pero que en ese momento ya no sería percibido. El novio fue felicitado por servir un buen vino al principio y, luego, el mejor al final.

Hay varios comentarios que me gustaría realizar sobre este primer milagro de Jesús en Caná.

El secretismo del mismo.

Solo unos pocos (su madre y algunos de los sirvientes junto con Sus discípulos) sabían que había ocurrido un gran milagro. Jesús logró demostrar Su poder a algunas personas sin alterar ni ensombrecer el momento feliz que esta pareja y los invitados estaban compartiendo.

Se hablaría del milagro para siempre, pero en ese precioso momento, Jesús limitó su impacto para acomodar a sus invitados, al tiempo que da testimonio a Sus discípulos.

La naturaleza del milagro

La naturaleza básica del milagro es que Jesús transformó agua en vino con solo Su voluntad.

Muchos debaten si el agua se convirtió en jugo de uva puro o vino con contenido alcohólico. El argumento se basa en la palabra griega OINOS, y si solo se refiere al vino fermentado o al jugo de uva, o a ambos. He aquí algunos enlaces a argumentos para ambas posiciones en este tema, de modo que uno pueda leer y decidir por sí mismo:

Para nuestro estudio, simplemente quisiera señalar que tanto si fue zumo de uva o vino con un 3% de contenido de alcohol o un 6% de contenido ... lo importante a recordar es que este fue un gran milagro.

Vs. 11 – Este principio de sus señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.

Juan señala que esta fue Su primera señal. La palabra griega para milagro es "señal". La idea es que no se hace un milagro para asombrar, sino más bien para señalar a alguien o algo, o para revelar algo. En este caso, la señal apunta a Jesús como alguien con poder sobrenatural. La señal pone de manifiesto Su gloria, Su gloria como Dios/Hombre.

Juan menciona que aquellos discípulos creyeron en Él gracias a esta señal; una breve muestra de uno de los tres hilos de su narrativa.

Vs. 12 – Después de esto bajó a Capernaúm, Él, con su madre, sus hermanos y sus discípulos; pero allí no se quedaron muchos días.

Vemos en este versículo que la fiesta probablemente era un asunto familiar porque incluso los hermanos de Jesús estaban en el evento. Ellos, sin embargo, no estaban al tanto del milagro porque Juan los separa de los discípulos y no los nombra; María tampoco.

Jesús regresa a Su hogar, que estaba en Capernaum. (Algunos creen que pudo haber vivido con Pedro.)

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