Día #46

No hace mucho bueno amar la palabra del Dios y estudiarla toda la hora, si usted no está planeando aplicarse lo que dice a su vida.
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Reflejar

Un hombre de negocios prominente construyó una vez una corporación del dólar del millones de la tierra para arriba. Él sabía su pozo del negocio y tenía su compañía el funcionar como una máquina bien-engrasada. Un día él anunció a su junta directiva a que él iba a tomar y amplió vacaciones. Usted podría ver el pánico en sus caras. "No se preocupe," él los aseguró. "Voy a enviarle una letra el cada explicar del mes qué usted debe hacer y cómo a hágalo." Verdad a su palabra, él envió fielmente las letras a su junta directiva, pero cuando él volvió a partir de sus vacaciones la compañía estaba en caos completo. ¿Él montó inmediatamente a su tablero y los pidió, "qué sucedió? Usted no recibió las letras que le envié." "Sí, las recibimos. Teníamos reuniones del departamento para discutirlas. Varios empleados confiaron las porciones de sus letras a la memoria. Amamos sus letras." "Pero," él pidió, "usted hizo lo que dijeron?" "Bien, no."

No hace mucho bueno amar la palabra del Dios y estudiarla toda la hora, si usted no está planeando aplicarse lo que dice a su vida.

Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas.

- Santiago 1:21

Santiago es un gran pequeño libro. El autor era el hermanastro físico de Jesús, el hijo de María. Por su tiempo reservado hoy, ponga su comunicación en escrito hablada del Dios, la manera que usted aprendió hacer el día ocho. Anote lo que está diciendo el Dios a usted mientras que usted lee el libro de Santiago.

Ahora ponga su rezo en escrito al Dios en respuesta a lo que él le habló a través de este libro. Ruegue sobre ser un hacedor de la palabra y no apenas un oyente.